El hispanista Sir John Elliott y el historiador Manuel Lucena opinan sobre el movimiento de los «indignados»

Día 30/05/2011 - 12.29h
Hace 61 años, un barbilampiño chico de Cambridge, John Elliott, visita España, junto a unos amigos, en un destartalado Land Rover. Ni pizca de español. Acampa en las salas de Velázquez, del Museo del Prado, y allí le intriga el retrato del Conde-Duque de Olivares. ¿Qué se escondía tras aquella «mirada torva» que pintó el genio sevillano? Lo investiga, lo (radio)biografía, y su legado crea pasión. ABC reúne al maestro y a su gran discípulo; Sir John Elliott, que ha presentado esta semana el Diccionario Biográfico Español y ha prologado la obra «Juan de Palafox», de Cayetana Álvarez de Toledo, prepara una gran revisión de sus estudios históricos; Manuel Lucena Giraldo, colaborador de ABC, trabaja sobre la idea de revolución. Elliott, cumbre de hispanistas, y Lucena Giraldo, uno de nuestros más jóvenes y grandes historiadores, ofrecen las claves para entender el tráfago en el que estamos sumidos. Ambos piden zumo de naranja. Nosotros, a callar:
—¿Cómo diseccionarían la hecatombe socialista en clave histórica?
Sir John H. Elliott: Es lo que está pasando por toda Europa. Vivimos lo mismo con Gordon Brown y los socialistas en Gran Bretaña. Es que nadie sabe cómo dominar y controlar estos enormes problemas económicos.
Manuel Lucena Giraldo: Europa está entrando en una época de transformación acelerada, de crisis sistémica.
Elliott: Exacto.
Lucena: Hemos visto la expresión española de ese fenómeno y de esa carencia de elasticidad para mostrar soluciones.
—¿El pueblo ha castigado al partido en el poder?
Elliott: Sí, igual que en Inglaterra.
Lucena: Y puede ocurrir en Italia esta semana, en Francia dentro de unos meses.
Elliott: Hay una nueva generación impaciente, que padece un desempleo enorme, en todas partes, aunque no tanto en Inglaterra como aquí.
Lucena: ¿El papel de la Historia y del historiador tendría que ver con ayudar a construir una perspectiva a largo plazo y de complejidad?
Elliott: Bueno, hasta cierto punto sí. En 1929-31 se produce igualmente una crisis mundial, con muchas bancarrotas, etc... Hay ciclos, pero lo que se ve en estos momentos es una nueva generación, que está harta de estos políticos de la vieja generación; que está buscando, pero sin saber lo que hace, tampoco, ni cómo hacerlo. Pero saben que no vamos por buenos caminos.
—¿Qué les parece la denominación de los «indignados».
Elliott: Es magnífico ese nombre. Me encanta.
Lucena: Pero también hay muchos indignados que no están allí, en las plazas.
Elliott: Todos somos indignados, en el fondo.
Lucena: >El otro día, un analista señalaba que estos indignados expresan una revuelta de los privilegiados. Hay mucha gente que no está en eso y está construyendo desde su trabajo cotidiano una sociedad que es mucho más viable. Tengo que decir que soy muy remiso a celebrar estas manifestaciones asamblearias porque, como decía Esperanza Aguirre, a la democracia no hay que ponerle ningún adjetivo, no tiene que ser deliberativa, asamblearia... La democracia expresa suficientemente el sistema peor de Gobierno con excepción de todos los demás.
—¿Qué le indigna a Sir John Elliott?
—Elliott: En el fondo soy una persona contenta, pero me indigna la falta de igualdad. Hay muchos ricos con poco sentido de sus obligaciones cívicas. Eso es lo que me indigna. Lo importante es estimular, que haya mecenas de la vida cultural...
Lucena: O sea, tú dirías, maestro, que vivimos en una época de ricos especialmente irresponsables.
Elliott: Hay muchos ricos, y muy ricos, irresponsables. Y hay que hacer que sientan vergüenza, precisamente.
Lucena: Me indigna de manera particular es la falta de consideración por la Educación y de respeto y apoyo a los profesores. Es un mal europeo.
Elliott: En España hay mucho más aprecio por los profesores que en Inglaterra, donde hay tan poco respeto por los intelectuales. A la gente de la calle no le interesan para nada.
Lucena: El intelectual allí es alguien snob, leproso, rico de familia, inútil...
Elliott: ¡Somos inútiles en el fondo!
Lucena: Pero no está bien que nos lo recuerden con tanta frecuencia. Tenemos un corazoncito.
—¿Hacia dónde creen que camina España?
Lucena: España tiene un sistema de una enorme estabilidad democrática. Padecemos paro, crisis económico y hay una necesidad de inventar innovación y de crear entornos en donde los emprendedores tenga apoyo. Además, hay que respetar y proteger a las mayorías, las instituciones de todos, la ley y sus plazos y tiempos.
Elliott: El desempleo es lo que más me preocupa. Es lo más grave. Sobre todo en los jóvenes, que son muy inteligentes, están muy preparados, con tesis doctorales excelentes y no encuentran trabajo. Y la gente, en el fondo, es sensata en este país.
Lucena: Hay un éxito español, lo que ocurre es que hay elementos, como el paro, muy preocupantes.
—¿Asistimos a una crisis de valores?
Elliott: El asunto de la igualdad social me parece la gran preocupación. El abismo entre los privilegiados y los nada privilegiados. Y la distribución mejor de las posibilidades económicas y de las expectativas.
Lucena: La crisis es más de expectativas.
Elliott: La otra gran diferencia es la irrupción de Facebook y Twitter. Yo no sé si lo que está pasando aquí, en España y Europa, se vincula de algún modo con lo que pasó en El Cairo y Tunicia. Allí es muy distinto, pero la manera de relación mediante redes es global.
Lucena: Hay un reflejo. El mundo está conectado.
Elliott: Los historiadores no son profetas. El colapso de la RSS no lo esperaban los historiadores; los arabistas están sorprendidos por lo que pasa en el mundo árabe... Es una cura de humildad para nosotros, los historiadores.
Lucena: Y lo que nos debería unir es la capacidad de asombro frente a lo que no somos capaces de vislumbrar. No somos buenos futurólogos.
Elliott: No lo somos.
—Ustedes han biografiado a distintos personajes en el Diccionario Biográfico Español, de la Real Academia de la Historia.
—Elliott: En el Diccionario de Oxford hay dos o tres personas que nunca existieron, por ejemplo el Rey Arturo.No sé si en el Español han puesto a Túbal como el fundador de la Dinastía de los Reyes de España, o no.
Lucena: Son interpretaciones legendarias. Siempre hay una aspiración a un origen mítico. La labor fundacional de la Real Academia de la Historia tiene que ver con separar la Historia de los grandes cronicones y de las leyendas. Y en ese sentido, la Academia de la Historia cumple con este Diccionario uno de sus fines fundacionales.
Elliott: Se trata de una de las obras más importantes de la Academia de la Historia. Lo más valioso de este Diccionario son los personajes secundarios, que no se conocen, que están perdidos en la sombra, y que han forjado la Historia de España.
Lucena: Como expresión de un proyecto cultural, y de una normalización historiográfica, es muy interesante este Diccionario. Otro elemento a destacar, John, podría tener que ver con el registro largo y denso de la Historia de España. No hay un énfasis excesivo en la Guerra Civil, como vemos tan a menudo, sino en una larguísima continuidad de nación.
Elliott: Todas las épocas son tratadas del mismo modo..
Lucena: Eso es un enorme alivio.
—¿Qué diferencias hay entre el Oxford y el Biográfico Español?
Elliott: El de Oxford es únicamente para los difuntos. Y el Español es para los vivos nacidos antes de 1950, con algunas excepciones.
Lucena: No tenemos miedo, pues, a las presiones y fama e influencia de los vivos.
Elliott: Gonzalo Anes, el marqués de Castrillón, no ha recibido presión alguna para aparecer en este Diccionario. Mi reina, Isabel II, visitó las oficinas del Dictionary en Oxford cuando el trabajo estaba aún en curso. Y preguntó: «Are we in it?», («¿Aparecemos nos en él?». «Afortunadamente, no, Señora», contestó el coordinador. Les dije a los Reyes de España que «creo que, sin riesgo alguno, puedo asegurar a Vuestras Majestades que aparecéis en el Diccionario Biográfico Español, y con todo buen fundamento». Su presencia aquí constituye un reconocimiento apropiado a este monumental logro colectivo, acerca del cual la Real Academia debe sentirse justamente orgullosa.
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