MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- No es fantasioso anticipar que en poco tiempo los adolescentes portarán con orgullo una camiseta con el rostro del capo Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del cártel de Sinaloa. Será el nuevo ejemplo a seguir.
Ocurrió con el colombiano Pablo Escobar, líder y fundador del cártel de Medellín, vinculado por las autoridades de ése país a por lo menos diez mil homicidios. La serie “El Patrón del Mal”, transmitida por la cadena Telemundo, popularizó el personaje a tal grado que el hijo del capo, Sebastián Marroquín, aprovechó la inercia para producir camisetas con la figura de su padre. Joaquín El Chapo Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa. Foto: Benjamin FloresEn barrios pobres de Medellín los niños comenzaron a coleccionar estampas de un álbum temático sobre el sicario.
La cadena Univisión, en algún tiempo socia de Televisa y actualmente con licencia para transmitir las telenovelas del “Canal de las Estrellas”, anunció esta semana que reproducirá una serie inspirada en la vida de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Alberto Ciruana, presidente de Programación y Contenido de dicha cadena, explicó a Associated Press los motivos de la empresa:
“Univisión tiene novelas tradicionales producidas por Televisa que son muy exitosas y que nos hacen ser sumamente competitivos en Estados Unidos. En el caso de UniMás, queremos que sea totalmente lo contrario, un canal alternativo en el que puedan encontrar historias como ésta”.
En síntesis, su intención es estrictamente mercantil, liderar en la competencia del rating. No se trata de una serie que pretenda sensibilizar al espectador en torno al infierno originado por los cárteles de la droga, ni de un proyecto cultural orientado a comprender la historia reciente del país. Mucho menos un programa de denuncia o investigación periodística. Una telenovela más. Entretenimiento chatarra, fiel al estilo prevaleciente de los contenidos de Univisión.
Una nota del periódico hondureño La Prensa daba cuenta del pensamiento de algunos aficionados a la serie “El Patrón del Mal”, tal vez la más popular de su estilo. “Pablo Escobar fue un duro”, “Ese tipo sí tenía huevos para enfrentar a un gobierno débil y corrupto”, “El negocio de la mafia no es tan malo”, eran algunas de las expresiones. La serie estadunidense Breaking Bad, cuyo personaje principal es Walter White, un profesor que muta a productor de mefanfetaminas, tampoco fue concebida como simple ficción por algunos espectadores. En la región de Four Corners, Nuevo México, a principios de este año se descubrió que los narcotraficantes vendían metanfetaminas teñidas de azul, inspirándose en la serie. La ciudad de Alburquerque, donde fue filmada esa misma ficción, ha registrado un boom de turistas que se entusiasman por retratarse y visitar los escenarios del programa. La calidad de Breaking Bad y el contexto de Estados Unidos son diferentes a los de Latinoamérica y sus telenovelas sobre narcos, pero en ambos casos ofrecen un acercamiento a cómo la televisión modifica los criterios de las masas.
El filósofo liberal Karl Popper advertía en su ensayo
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