En todo Monterrey hacen una lúgubre pregunta que concentraría la atención de los regios: ¿Por qué los delincuentes levantan cadáveres para dejarlos en otro lugar? ¿Qué buscan o qué ganan al arriesgarse incluso frente a policías municipales y ministeriales?...
    Esta fúnebre acción del crimen organizado provoca que la Procuraduría reciba llamadas telefónicas de parte de los familiares de los caídos. Y es que les avisan que aquellos cuerpos que estaban en una escena del crimen, terminaron abandonados frente a las casas de sus parientes.

    Familiares que no pueden iniciar las exequias de sus muertos, porque necesitan las actas de inhumación-exhumación de sus caídos.

    El caso de La Gata...


    Y para conocer la respuesta de por qué los delincuentes se convierten en levantamuertos, hay un claro ejemplo, se trata del levantón, homicidio y robo del cuerpo del animador de Televisa José Luis Cerda alias La Gata. El animador de Televisa fue levantado la noche del jueves 24 de marzo, cuando el presidente Felipe Calderón Hinojosa visitó la ciudad para entablar un diálogo con la comunidad sobre la inseguridad que vive Nuevo León.

    Un hombre que creció en medio del pandillerismo, como él mismo lo divulgaba, fue a dar a una casa de rehabilitación para evitar continuar con el consumo de drogas.

    Pero luego, La Gata se convirtió en un símbolo mediático. Un cliché del pandillero con la característica especial de que aparecía en la “tele”. Se transformó en el patiño del comediante Óscar Burgos en su rutina del “Perro Guarumo”, un personaje que simula ser vicioso y que habla con el caló del pandillero.

    Así, Cerda Meléndez aparecía como un símbolo relacionado con el grupo de criminales que dominaba la plaza de Monterrey.

    El levantón del cuerpo...

    Al lugar del hallazgo, frente al Hospital Materno Infantil, llegaron cinco policías y un agente de Tránsito municipal de Guadalupe y ocho elementos de la Policía Ministerial de la Procuraduría del Estado.

    Pero justo cuando transmitían las televisoras en vivo sobre el hallazgo del cadáver de La Gata y tanto el fiscal, como los peritos de la Procuraduría hacían su trabajo, llegó al lugar un vehículo Mercedes Benz color plata, placas SJP 8888.

    Había tres pistoleros a bordo y uno de ellos llamó a la Policía Ministerial Karla Cepeda. Cuando ésta se acercó, el delincuente le dijo que no interfiriera y que volteara para el otro carril del bulevar. Cuando la ministerial, sus compañeros y los elementos municipales vieron hacia el otro carril, había otros hombres arriba de una camioneta que exhibían por las ventanillas armas largas.

    Los policías ya habían pedido a las televisoras que dejaran de transmitir, eran cerca de las 8:30 horas.

    Según fuentes de la Procuraduría, la ministerial Karla Margarita y su compañero, Jorge Tovar, ambos asignados a Guadalupe, ni siquiera estuvieron presentes cuando los criminales decidieron llevarse el cuerpo en el Mercedes Benz. Los dos abandonaron el lugar. Y los policías municipales de Guadalupe José Treviño y Germán Vargas hasta escoltaron a los delincuentes. Luego confesaron recibir 6 mil pesos mensuales de los criminales.

    Los dos ministeriales y dos municipales fueron detenidos y consignados. Los otros tres uniformados de Guadalupe argumentaron que no tenían armas largas para hacer frente a los delincuentes, pero fueron cesados.

    Los otros seis ministeriales dijeron que permitieron que los criminales se llevaran el cuerpo, porque con los otros hombres armados que estaban en la camioneta, se habría originado una balacera con tres puntos de fuego.

    Y en medio hubieran quedado muchos civiles que a esa hora pico transitaban por Miguel de la Madrid hacia al oriente.

    Los delincuentes se llevaron el cuerpo de Cerda Meléndez La Gata, solamente para dejarlo en Morones Prieto, en Monterrey, unas seis horas y media después de que se lo llevaron de Miguel de la Madrid.

    Lo abandonaron en el asiento trasero del mismo Mercedes Benz en que se lo habían llevado, automóvil con reporte de robo.

    La incógnita...

    Pero, ¿para qué querían el cuerpo de La Gata? Primero, para ver si realmente se trataba de Cerda Meléndez.

    Además, hay testimonios de que muchas ocasiones en esta guerra, entre células criminales, hay comunicación telefónica o por radiofrecuencia entre ambos bandos enemigos.

    En determinadas acciones, unos llaman a los otros para decirles que en tal lugar, dejaron el cadáver de uno de sus compañeros. Es como una afrenta, un acto de intimidación.

    También los integrantes de uno de los grupos que operan principalmente en Guadalupe, tienen una especie de pacto entre ellos. Se comprometen a tratar de que sus integrantes, aún muertos, no sean ultrajados o mutilados.

    Por ello es que muchos cadáveres que son robados de la escena del crimen, aparecen en las casas de sus familiares.

    Y luego éstos tienen que llamar a la Agencia Estatal de Investigaciones, o a los forenses, para que vayan a sus hogares a levantar la información y los cuerpos de los caídos.

    Apenas este miércoles por la mañana fue robado otro cadáver en Guadalupe, que había sido reportado en el estacionamiento de entrada al Parque La Pastora.

    Al lugar llegaron cinco policías municipales de Guadalupe, pero éstos permitieron que los delincuentes se llevaran el cuerpo.

    Es una medida lúgubre difícil de erradicar en delincuentes que con armas en mano están decididos a todo.

    Por ello el robo de cadáveres frente a policías y ministeriales podría incluso provocar un enfrentamiento en cualquier momento.

    Y es que la presión para que las autoridades no vuelvan a permitir que se roben los cuerpos crece cada día.
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