Si solo se tratase de ciberataques o de hackeo de un lado y de otro, el tema ya sería lo suficientemente complicado. Pero es mucho más profundo que eso. En el caso de estos dos gigantes, lo que hay en juego es todo un diseño estratégico de política exterior destinado al manejo y administración de una de las relaciones más complejas que hoy existen en el mundo. China es al mismo tiempo adversario geopolítico y competencia económica de Estados Unidos, pero también su socio, su principal proveedor y su mayor acreedor. Por lo tanto, la revelación por parte de ciertos medios entre los que destaca el New York Times, acerca de la probable responsabilidad del gobierno chino en decenas de casos de hackeo y ciberespionaje a empresas, organizaciones e instituciones estadounidenses, viene en muy mal momento para la administración Obama, ya que le puede orillar a un enfrentamiento que no desea con la superpotencia asiática. Hoy en el blog explicamos algunas de los detalles al respecto.

La revelación y el papel del New York Times

Un amplísimo reporte de una firma de seguridad cibernética llamada Mandiant, detalla las potenciales ligas del ejército chino con un 90% de ciberataques efectuados en contra de diversas empresas e instituciones estadounidenses que van desde la Coca Cola hasta Lockheed Martin. Entre las organizaciones víctimas hay compañías dedicadas a tecnología, satélites o comunicaciones, así como armamento, plantas químicas, hospitales o universidades. No se trata exclusivamente de robo de información o espionaje, sino de la capacidad de manipular e intervenir en el manejo de infraestructura crítica dentro de Estados Unidos.

Toda esta investigación apunta a una misma ubicación en Shanghai: el edificio de la unidad 61398 del ejército chino. Desde ese sitio opera la denominada "Comment Crew", o "Grupo Shanghai", el responsable del 90% de estos ciberataques.

El primer medio en publicarlo fue el New York Times y en este tipo de temas no hay casualidades. Ya desde hace tiempo existe un conflicto entre este importantísimo diario y el gobierno chino, el cual se ha manifestado en la publicación de diversos escándalos de corrupción o acusaciones de enriquecimiento ilícito de la élite en Beijing, o bien, en las acusaciones del diario de haber sido hackeado desde China. La pregunta es si acá hay simplemente una confrontación de un medio con un gobierno extranjero, o bien, si el diario es un instrumento de bajo perfil para librar la batalla de fondo, dada la imposibilidad de un enfrentamiento más abierto entre Washington y Beijing. ¿Por qué?

La otra guerra fría y la interdependencia compleja

China es hoy por hoy uno de los más importantes adversarios geopolíticos y competidores de Washington. La diferencia es que China se mantiene en ascenso mientras que Estados Unidos se encuentra en un proceso de declive relativo. Estas dos últimas afirmaciones se pueden ejemplificar solo con mirar esta gráfica (que amablemente me fue compartida por un economista en Twitter: @Hikuri79). En ella se aprecia cómo es que China está ya superando a Estados Unidos en materia de comercio mundial. Vemos en la gráfica que el declive estadounidense no es en términos absolutos, sino en términos relativos (es decir, el comercio de EU no decrece, aumenta, pero al compararlo con otros como China, su poder es cada vez menor). Una gráfica idéntica sería la de ambos PIBs, salvo que el punto de cruce aún no ocurre; quizás suceda en los próximos años.

Algo similar sucede en asuntos geopolíticos. Mientras que China se mantiene en un proceso de expansión, Estados Unidos se encuentra en proceso de repliegue. Todos estos factores, naturalmente generan conflictos, desde las tensiones naturales provocadas por la relación entre los dos gigantes, hasta las que son provocadas por terceros, como puede tratarse del caso de Japón, un enemigo tradicional de China, actualmente alineado a los intereses de Washington. Esta serie de circunstancias ha provocado que en la región asiática se esté dando una carrera armamentista, la cual a su vez genera tensiones adicionales entre China y Estados Unidos. Para ejemplificar, se puede revisar esta otra nota, también del NYT (y tampoco es casual que apenas ahora se publique un asunto del mes de abril del 2012) sobre el desarrollo en China de aviones no tripulados.

Pero eso no es todo, las relaciones entre ambas naciones navegan a la vez por muchas vías. Actualmente Estados Unidos es el principal cliente de las empresas chinas, y al mismo tiempo China es el mayor acreedor del gobierno estadounidense. Esto genera redes de interdependencia compleja (Keohane y Nye, 1979) que entrelazan irremediablemente los destinos de ambas naciones: si la economía de EU se enferma, los riesgos para China son enormes. No es casual que cada vez que Washington necesita dinero y emite bonos, entra inmediatamente Beijing al rescate.

El dilema de Obama

Como resultado de las condiciones históricas de la actualidad, Obama ha implementado una estrategia de repliegue relativo y cooperación con sus adversarios/socios chinos. Un enfrentamiento directo con Beijing podría dar al traste con esta estrategia de largo plazo, y esto es perfectamente conocido por los líderes chinos. Es decir, hasta ahora, ellos tienen muy poco que perder; el gobierno chino niega completamente cualquier responsabilidad en el tema de los ciberataques. De hecho, cada vez que la cuestión sale a la luz, Beijing se presenta como víctima del hackeo que procede precisamente de Estados Unidos.

En otras palabras, en esto de las ciberguerras Washington no es precisamente inocente. Por lo tanto, si Obama pusiera en evidencia la potencial responsabilidad de Beijing en estos casos de hackeo, eso seguramente provocaría un choque con el gobierno de Xi Jinping, el cual tendría repercusiones en otros ámbitos que son igualmente cruciales para Washington. Sin embargo, la presión interna que enfrentará Obama por esta cuestión, será muy difícil de sobrellevar. Hay muchas compañías, instituciones y organizaciones afectadas, además de la opinión pública influida por medios precisamente como el New York Times.

De este modo, si Obama pretende mantener su política de cooperación con Beijing, no parece quedarle mayor alternativa que aguantar la presión que estos ciberataques ha estado y seguirá generando y sostener una guerra de baja intensidad o bajo perfil con China, o bien entrar en un proceso de negociación con Xi Jinping en el que, todo parece indicar, Beijing tendrá la posición de mayor fuerza. La única otra alternativa que veo es una colisión más abierta y directa, cosa que Obama no desea.

¿Usted cómo lo ve?

Twitter: @maurimm
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