Quitzé Fernández, reportero de diario El Guardían del Pueblo en Coahuila relata la historia de Silvia Stephanie Sánchez Viesca Ortiz, Fanny, quien era la presunta novia de Heriberto Lazcano Lazcano ‘El Lazca’ y fue secuestrada por Alfonso Martínez Escobedo, La Ardilla, para llevarla a manos del ex líder Los Zetas.
Por QUITZÉ FERNÁNDEZ, el texto integro de “La niña a la que ‘El Lazca’ hizo su novia”, publicado el 12 de octubre de 2012 en el diario Vanguardia.
Si me voy rapidito alcanzó el camión, fue lo último que dijo Fanny antes que Heriberto Lazcano Lazcano se la llevara para hacerla su novia.
Silvia Stephanie Sánchez Viesca Ortiz, Fanny, una muchacha desaparecida desde hace ochos años de Torreón, Coahuila, podría ser madre de un hijo de “Z-3”, líder del Cártel de los Zetas asesinado por la Marina en Progreso, Coahuila.
Habría sido secuestrada por Salvador Alfonso Martínez Escobedo, La Ardilla, quien la entregó a la mafia, al menos esa es la hipótesis de Homero Ramos Gloria, Procurador de Justicia del Estado de Coahuila.
—Dentro de las explicaciones sucede que señalan a él, o él asume la responsabilidad de haber efectuado la sustracción de ésta víctima y haberla llevado ante Lazcano, vamos a iniciar la averiguación y estoy seguro que daremos con alguna cuestión de atención a esta persona.
Las primeras investigaciones realizadas por la familia Sánchez Viesca Ortiz, fueron en Tamaulipas, donde La Ardilla tenía su imperio, extendiéndolo hasta Nuevo León y Coahuila, donde las investigaciones estuvieron estancadas por muchos años.
Mientras que Alicia Pérez Duarte y Noroña, ex titular de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Relacionados con Actos de Violencia en Contra de las Mujeres, confió el 8 de Marzo de 2010 a este reportero, en información publicada en el diario Vanguardia.
—Tenemos un caso paradigmático en Coahuila, hasta donde yo conocí no es un asunto de tráfico propiamente, pero es muy similar sacar a una niña menor de edad de su medio para que sea compañera, concubina de una bola de mafiosos.
Pérez Duarte y Noroña, alguna vez filtró la ubicación de Fanny a su familia, pero el peligro era alto. La información le llegó de manera anónima, junto con una fotografía reciente (Diciembre de 2007) a la Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos, AC.
— Qué tanta opción tenía de decidir si se iba o no?, eso está por verse y eso no lo vamos a saber hasta hablar con ella ¿Para qué se la llevaron?, para que sea la concubina de uno de estos desgraciados. A mí no me pueden decir que ella se fue. Es un caso paradigmático en el estado de Coahuila, pero es un mecanismo que grupos de delincuentes siempre han utilizado.
Se la tragó la noche
Fue la noche del 5 de noviembre de 2004 cuando Silvia Stephanie Sánchez Viesca Ortiz desapareció de las calles de la ciudad.
Lo último que hizo fue pedir prestado dinero a una antigua vecina para llegar a casa. Oscurecía, las calles apenas estaban alumbradas por la luz de las farolas.
Fanny, 16 años, regresaba de un torneo deportivo en el Colegio Español. Llegó a la colonia Centro, donde antes vivía para entregar un cd walkman a casa de un amigo. Escuchaba a Britney Spears.
Lucky, su canción favorita en las tardes de ocio.
Caminó deprisa por la calle 28 y Matamoros, autos pasaban lanzando destellos por la avenida Juárez. Iba vestida de pantalonera gris, playera con logotipo del colegio: tenis negros. Llamaba la atención su mochila rosa en forma de conejo.
Según investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Coahuila, realizadas durante 2004, 2005 y 2006, estaba muerta, enterrada en algún lugar plenamente identificado a las afueras de Torreón. La PGR decía que estaba viva.
Óscar Sánchez Viesca y Silvia Ortiz, sus padres, declararon a este reportero durante el mes de junio de 2007.
— La última vez que fuimos a Saltillo le dijimos al Procurador (Torres Charles 2006-2012) ¿Sabes qué? Ya estuvo suave de que nos traigan como idiotas, porque no puedo llamarle de otra manera con dos hipótesis totalmente contrarias.
Dijeron que en ese entonces hubo golpeteo de Óscar Calderón, Procurador hasta el año 2005.
— Decía que la niña se había ido por culpa de nosotros. Eran tardes de encerrarme en el cuarto a llorar al ver que las autoridades sacaban puras tonterías.
La última vez que la vieron
Aproximadamente a las 4 de la tarde del 5 de noviembre de 2004, Fanny llegó deprisa a casa. Esta vez no se encerró por horas en su cuarto olor perfume de flores a escuchar a Britney Spears, tirada en la cama jugueteando con los muñecos de peluche que adornaban su pieza observada por el cartel de Mickey Mouse en la pared.
Se cambió de ropa, comió en unos cuantos minutos. Y se fue.
— Mamá, tengo que irme a deporte, dijo con la voz acelerada.
— ¿A qué hora sales? ¿La misma hora?, preguntó Silvia Ortiz casi por rutina.
— Si, nada más que ahora no tengo entrenamiento (básquetbol). Tengo torneo.
No iba a jugar, sólo a apoyar a sus compañeros del torneo varonil. Michelle, su hermano, también se preparaba para ir a jugar futbol.
En ese entonces acababan de adquirir una casa en Villas del Nazas, casi a las afueras de la ciudad. Su papá los iba a llevar a la escuela, una llamada del trabajo lo impidió. Los dejó sobre el bulevar Rodríguez Triana donde tomaron el camión Torreón – Matamoros.
Fanny tomó asiento en la quinta fila del lado derecho del camión, iba sola. Michelle se fue atrás; bajó en la Unidad Deportiva de Torreón por la puerta trasera. Fanny volteó ligeramente para ver a su hermano. No le dijo nada.
En casa se hizo de noche. Ambos no llegaban. A Silvia la empezó a embargar la preocupación. Mantenía la esperanza de que sus hijos anduvieran juntos.
—A veces Michelle esperaba que les dieran ‘raid’ y por eso tardaban.
Había llegado Israel, amigo de la familia, para visitar a Michelle. Dieron las 10 sin noticias, Silvia dijo: Yo ya me cansé de esperar, se me hace muy tarde y no llega la niña.
Esa frase coincidió con una llamada de Michelle al celular de su papá.
— ¡Papá voy a llegar tarde porque ando con unos amigos!
— Oye, no ¿Y tu hermana?, cuestionó Óscar Sánchez Viesca.
— No sé. Yo me quedé en la deportiva, ella se fue al colegio. Ya no la vi.
…Hubo un silencio en casa.
Silvia decidió salir a las calles en compañía de Israel para buscar a Fanny; Óscar y el hijo mayor, Christopher, harían guardia.
Visitaron amigos, vecinos y familiares en vano. Para las 12 de la noche regresaron a casa para ver si había noticias: nada. Había llegado Michelle, se incorporó a la búsqueda por las calles de la ciudad.
Una de las últimas instancias fue ir al hogar de Nancy, compañera de escuela y hasta hace dos meses vecina de la familia. Estaba dormida: era la 01:30 de la mañana.
Silvia llamó a la puerta: Me daba vergüenza tocar, dije: Pues primero está mi hija.
Atendió la mamá de Nancy: Pura Concepción. Ella dio detalles.
— Fanny vino porque dijo que le habían robado el dinero para el camión, me pidió dos pesos prestados para regresar a casa.
Son las 8:30 ¿Alcanzas camión?, preguntó Pura Concepción.
— Si me voy rapidito alcanzo el camión, respondió Fanny apurando el paso.
Pura Concepción vio caminar a Fanny una cuadra por la calle 28, iba rumbo al bulevar Revolución para agarrar el camión Ciudad Nazas.
Cerca de ahí un bar llamado Club Fox. A pocos metros una base de taxis: el asfalto gris, la luz de las farolas sombreando las calles.
Pura cerró la puerta de su casa viendo alejarse la mochila rosa en forma de conejo en esa semi oscuridad donde nadie vio nada…
Fue una noche sin dormir vigilando los celulares, hablando a los amigos. Pidiendo a Dios que todo fuera un susto.
A las 06:00 horas del día 6, Óscar Sánchez Viesca hurgó en la memoria de los dos últimos chóferes de ruta de esa noche.
Uno se acordó de ella: Sí, la niña de cara redonda que subía en tal lado y bajaba en tal lado a una hora más o menos precisa.
La noche esa, en la última corrida: no viajó.
Múltiples versiones
Seis meses antes Fanny comentó a su familia que al caminar entre las calles Hidalgo y Juárez, cerca de donde vivían, precisamente a unas cuadras de donde la vieron por última vez, notó que le tomaban fotos desde un auto compacto.
Salió corriendo seguida por el coche escondiéndose en la soledad de un callejón entre las calles 27 y 28. No pasó a mayores, nadie prestó importancia.
Tiempo después, el recuerdo de esa anécdota siguió a la familia de Fanny por todos los recovecos donde preguntaban por ella.
Hasta ese momento la familia Sánchez Viesca Ortiz no tenía número telefónico en casa; después de instalado algunas llamadas de broma, silencios del otro lado de la bocina se hicieron frecuentes.
Incluso hubo un recado anónimo depositado en la urna de un restaurante donde ellos pedían apoyo económico para solventar los gastos de la búsqueda: decía que a Fanny se la habían llevado a Matamoros, Tamaulipas para trabajar en un table dance.
Óscar y Michelle viajaron a Tamaulipas, fueron noches de luces de neón esperando que de la oscuridad saliera ella, que entre las copas alguien les dijera algo relevante. No hallaron nada.
En otra versión, el abogado Carlos Ortiz de la Torre, primo hermano de Silvia Ortiz se acercó a la familia relatando acerca del paradero de Fanny, pidió anonimato de su fuente y de él por temor a represalias.
Los cuestionamientos, las dudas fueron inmediatas, platicó Silvia.
— Preguntábamos por qué precisamente a él le habían dicho y no a nosotros. Decía que una persona había llamado por teléfono diciendo que tenía información de la niña.
En la versión de la fuente de Carlos Ortiz, Fanny fue levantada en una camioneta por José Ramón Ruelas García, El Moyo, sobrino de Rodolfo García Vargas, El Rudy, asesinado el 9 de julio de 2009 en la colonia San Juan de Aragón, en la ciudad de México.
Su cuerpo tenía un balazo en la cabeza, y un recado que decía “Pinole por harina”, dentro de la casa había fotografías de una mujer descuartizada.
En su funeral, en Torreón, Silvia Ortiz fue disfrazada, rezándole a una tumba de sabe quién. Logró ver que los asistentes traían playeras en señal de luto para El Licenciado, pero no vio a su hija.
La versión decía que El Moyo y tres personas más llevaron a Fanny a unos locales comerciales en la colonia Sol de Oriente, para después trasladarla a Nuevo Laredo, Tamaulipas donde fue entregada a una persona vinculada con robo de autos y secuestros, quien en una visita a Torreón vio a Fanny. Y le gustó.
La persona que informó a su primo fue Armando Ávila Ramírez El Bachán. Consiguieron el dato con la secretaria del primo. El teléfono de Ávila Ramírez coincidía con llamadas anónimas.
— Esa persona había estado hablando y colgaba, no se animaba a hablar. Teníamos el número registrado.
Y no era precisamente por teléfono que Armando Ávila había informado. Frecuentaba a Carlos Ortiz en la oficina, tiempo después se enteraron los padres de Fanny.
Silvia Ortiz tenía conocimiento de que El Moyo y sus parientes molestaban a la niña cuando la veían, por eso la duda creció.
En sus primeras declaraciones, José Ramón Ruelas García dijo haber estado en el centro comercial Sams Club con su esposa.
— Nosotros sacamos el reporte: no estuvo ahí. Estuvo cuatro días después. Pero el 5 de noviembre, no.
Después Ruelas García dijo que se había pegado en la cabeza olvidando todo.
Silvia recuerda una anécdota ocurrida en un viaje a Nuevo Laredo. Fue con Michelle, juntos pegaban cartelones con la foto de Fanny, a distancia los seguía un cholo que los iba arrancando.
Al llegar a la puerta de un table dance, Silvia pegó un cartel en un poste cercano. El portero del lugar alzó la voz:
— ¿La estás buscando? Pues entra a ver si la hallas.
Silvia no entró.
Declaraciones contradictorias
La primera comparecencia de Jesús Ramón Ruelas García, “El Moyo”, fue el 27 de Diciembre de 2004, la segunda el 29 de Octubre de 2005, donde declaró no conocer al Licenciado Carlos Ortiz de la Torre, quien dijo ante las autoridades el 23 de Septiembre de ese año que a Fanny se la había llevado una persona apodada “El Moyo”.
Jesús Ramón Ruelas aceptó que le apodaban “El Moyo”, pero como él había varias personas con ese apodo; negó haber conocido a Carlos Ortiz y a Fanny.
Estas son algunas preguntas que el Licenciado Ramón López Rodríguez, agente investigador del Ministerio Público de la PGJE hizo a Ruelas García:
—¿Por qué manifestó que el 5 de Noviembre de 2004 había ido de compras a Sams a las 21:00 horas y se retiró entre las 21:30 y las 22:30 horas?
—Me sentía presionado por los agentes que estaban ahí y fue lo único que se me ocurrió decir. Además porque no estoy realmente seguro si fue el día 5 de Noviembre de 2004 cuando fui a hacer compras con mi esposa o fue otro día.
—¿Se acuerda que hizo el día 5 de Noviembre de 2004 de las 20:00 a las 22:00 horas?
—No me acuerdo que hice ese día a esas horas.
—¿Conoce Laredo, Tamaulipas?
—Sólo de pasada.
—¿Todavía labora con el Ingeniero Emilio Silva Siwady?
—Ya no.
—¿Ha sabido algo de Silvia Stephanie Sánchez Viesca?
—No he sabido nada.
Pero, el 5 de Octubre de 2006, Emilio Silva Siwady, un administrador de gasolineras de Torreón, dio una versión distinta ante la Licenciada Verónica Garza García, agente del Ministerio Público de la Procuraduría General de Justicia del Estado, cambiando lo expuesto en su primera declaración vertida el 29 de noviembre de 2004.
Silva Siwady aclaró que la primera vez omitió detalles por temor a represalias en contra de él y su familia. Dijo que los familiares de El Moyo eran “personas conflictivas, problemáticas y vengativas”.
Explicó que conocía de vista a Fanny, la había visto en dos ocasiones. La primera una tarde en la colonia Sol de Oriente; la segunda semanas después, una tarde de 5 de noviembre afuera del Club Fox acompañada de 5 jóvenes menores de edad y de El Moyo en una camioneta tipo Van color azul.
Detalló que alguna ocasión posterior a su primera declaración, El Moyo lo buscó en su casa para pedirle de favor que declarara que habían andado juntos el 5 de noviembre de 2004.
Las instrucciones de El Moyo eran que primero se habían visto en la colonia Sol de Oriente a las nueve de la mañana, trasladándose horas después a Matamoros, Coahuila para verificar los detalles de una obra en construcción, de ahí se habían ido al bar Club Fox a las dos de la tarde.
Para el 6 de noviembre el favor consistía en declarar que habían viajado a Ceballos, Durango a las 9 de la mañana para supervisar una gasolinera hasta el medio día; de ahí regresaron a Torreón al Club Fox, donde estuvieron aproximadamente una hora retirándose a la casa de Silva Siwady donde departieron hasta las 11 de la noche.
“Quería que yo dijera eso porque me comentó que era lo que él había declarado ante el Ministerio Público, pero quiero declarar que es totalmente falso eso que él refiere, toda vez que yo no estuve con él en esos lugares”, testificó en la diligencia.
Aclaró que sí vio a “El Moyo”, fue el 5 de noviembre en la colonia Sol de Oriente a las 9 de la mañana en una construcción de casa habitación y locales comerciales, después se fue a Ceballos donde verificó una gasolinera regresando a Torreón a las dos de la tarde.
Alrededor de las 4, dijo Silva Siwady, regresó al bar Club Fox donde vio a El Moyo arriba de una camioneta con varias jovencitas cuyas edades oscilaban entre los 14 y 15 años, entre ellas Fanny.
Para el 6 de noviembre Emilio Silva Siwady regresó a Ceballos, no sin antes pasar a casa (a media cuadra de Club Fox) de la abuela de El Moyo para ver si lo acompañaba. No pudo ir con él.
Una investigación realizada por un agente ministerial para ayudar a los padres de Fanny en la búsqueda, explica que el 5 de noviembre de 2004 hubo una fiesta en el bar Club Fox donde había varias camionetas con placas de Nuevo Laredo, Tamaulipas. Fue secuestrada y llevada a esa ciudad.
Agregó que las investigaciones fueron desviadas por un comandante del Grupo Especial Antisecuestros de Torreón que trabajaba para la persona de Nuevo Laredo que probablemente se llevó a Fanny, y podría haber sido Salvador Alfonso Martínez Escobedo, La Ardilla, por órdenes de ‘El Lazca’.
Hace cuatro años, la familia de Fanny recibió una filtración donde decían que había sido mamá de un niño, y era frecuente que ella los observara a la distancia para tener la certeza que estuvieran bien.
Y apenas ante ayer apareció una foto de una mujer de 24 años que tiene rasgos muy parecidos a ella al lado de Lazcano. Una foto de una mujer que se parece a la niña de la mochila rosa en forma de conejo que escuchaba a Britney Spears.
Por QUITZÉ FERNÁNDEZ, el texto integro de “La niña a la que ‘El Lazca’ hizo su novia”, publicado el 12 de octubre de 2012 en el diario Vanguardia.
Si me voy rapidito alcanzó el camión, fue lo último que dijo Fanny antes que Heriberto Lazcano Lazcano se la llevara para hacerla su novia.
Silvia Stephanie Sánchez Viesca Ortiz, Fanny, una muchacha desaparecida desde hace ochos años de Torreón, Coahuila, podría ser madre de un hijo de “Z-3”, líder del Cártel de los Zetas asesinado por la Marina en Progreso, Coahuila.
Habría sido secuestrada por Salvador Alfonso Martínez Escobedo, La Ardilla, quien la entregó a la mafia, al menos esa es la hipótesis de Homero Ramos Gloria, Procurador de Justicia del Estado de Coahuila.
—Dentro de las explicaciones sucede que señalan a él, o él asume la responsabilidad de haber efectuado la sustracción de ésta víctima y haberla llevado ante Lazcano, vamos a iniciar la averiguación y estoy seguro que daremos con alguna cuestión de atención a esta persona.
Las primeras investigaciones realizadas por la familia Sánchez Viesca Ortiz, fueron en Tamaulipas, donde La Ardilla tenía su imperio, extendiéndolo hasta Nuevo León y Coahuila, donde las investigaciones estuvieron estancadas por muchos años.
Mientras que Alicia Pérez Duarte y Noroña, ex titular de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Relacionados con Actos de Violencia en Contra de las Mujeres, confió el 8 de Marzo de 2010 a este reportero, en información publicada en el diario Vanguardia.
—Tenemos un caso paradigmático en Coahuila, hasta donde yo conocí no es un asunto de tráfico propiamente, pero es muy similar sacar a una niña menor de edad de su medio para que sea compañera, concubina de una bola de mafiosos.
Pérez Duarte y Noroña, alguna vez filtró la ubicación de Fanny a su familia, pero el peligro era alto. La información le llegó de manera anónima, junto con una fotografía reciente (Diciembre de 2007) a la Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos, AC.
— Qué tanta opción tenía de decidir si se iba o no?, eso está por verse y eso no lo vamos a saber hasta hablar con ella ¿Para qué se la llevaron?, para que sea la concubina de uno de estos desgraciados. A mí no me pueden decir que ella se fue. Es un caso paradigmático en el estado de Coahuila, pero es un mecanismo que grupos de delincuentes siempre han utilizado.
Se la tragó la noche
Fue la noche del 5 de noviembre de 2004 cuando Silvia Stephanie Sánchez Viesca Ortiz desapareció de las calles de la ciudad.
Lo último que hizo fue pedir prestado dinero a una antigua vecina para llegar a casa. Oscurecía, las calles apenas estaban alumbradas por la luz de las farolas.
Fanny, 16 años, regresaba de un torneo deportivo en el Colegio Español. Llegó a la colonia Centro, donde antes vivía para entregar un cd walkman a casa de un amigo. Escuchaba a Britney Spears.
Lucky, su canción favorita en las tardes de ocio.
Caminó deprisa por la calle 28 y Matamoros, autos pasaban lanzando destellos por la avenida Juárez. Iba vestida de pantalonera gris, playera con logotipo del colegio: tenis negros. Llamaba la atención su mochila rosa en forma de conejo.
Según investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Coahuila, realizadas durante 2004, 2005 y 2006, estaba muerta, enterrada en algún lugar plenamente identificado a las afueras de Torreón. La PGR decía que estaba viva.
Óscar Sánchez Viesca y Silvia Ortiz, sus padres, declararon a este reportero durante el mes de junio de 2007.
— La última vez que fuimos a Saltillo le dijimos al Procurador (Torres Charles 2006-2012) ¿Sabes qué? Ya estuvo suave de que nos traigan como idiotas, porque no puedo llamarle de otra manera con dos hipótesis totalmente contrarias.
Dijeron que en ese entonces hubo golpeteo de Óscar Calderón, Procurador hasta el año 2005.
— Decía que la niña se había ido por culpa de nosotros. Eran tardes de encerrarme en el cuarto a llorar al ver que las autoridades sacaban puras tonterías.
La última vez que la vieron
Aproximadamente a las 4 de la tarde del 5 de noviembre de 2004, Fanny llegó deprisa a casa. Esta vez no se encerró por horas en su cuarto olor perfume de flores a escuchar a Britney Spears, tirada en la cama jugueteando con los muñecos de peluche que adornaban su pieza observada por el cartel de Mickey Mouse en la pared.
Se cambió de ropa, comió en unos cuantos minutos. Y se fue.
— Mamá, tengo que irme a deporte, dijo con la voz acelerada.
— ¿A qué hora sales? ¿La misma hora?, preguntó Silvia Ortiz casi por rutina.
— Si, nada más que ahora no tengo entrenamiento (básquetbol). Tengo torneo.
No iba a jugar, sólo a apoyar a sus compañeros del torneo varonil. Michelle, su hermano, también se preparaba para ir a jugar futbol.
En ese entonces acababan de adquirir una casa en Villas del Nazas, casi a las afueras de la ciudad. Su papá los iba a llevar a la escuela, una llamada del trabajo lo impidió. Los dejó sobre el bulevar Rodríguez Triana donde tomaron el camión Torreón – Matamoros.
Fanny tomó asiento en la quinta fila del lado derecho del camión, iba sola. Michelle se fue atrás; bajó en la Unidad Deportiva de Torreón por la puerta trasera. Fanny volteó ligeramente para ver a su hermano. No le dijo nada.
En casa se hizo de noche. Ambos no llegaban. A Silvia la empezó a embargar la preocupación. Mantenía la esperanza de que sus hijos anduvieran juntos.
—A veces Michelle esperaba que les dieran ‘raid’ y por eso tardaban.
Había llegado Israel, amigo de la familia, para visitar a Michelle. Dieron las 10 sin noticias, Silvia dijo: Yo ya me cansé de esperar, se me hace muy tarde y no llega la niña.
Esa frase coincidió con una llamada de Michelle al celular de su papá.
— ¡Papá voy a llegar tarde porque ando con unos amigos!
— Oye, no ¿Y tu hermana?, cuestionó Óscar Sánchez Viesca.
— No sé. Yo me quedé en la deportiva, ella se fue al colegio. Ya no la vi.
…Hubo un silencio en casa.
Silvia decidió salir a las calles en compañía de Israel para buscar a Fanny; Óscar y el hijo mayor, Christopher, harían guardia.
Visitaron amigos, vecinos y familiares en vano. Para las 12 de la noche regresaron a casa para ver si había noticias: nada. Había llegado Michelle, se incorporó a la búsqueda por las calles de la ciudad.
Una de las últimas instancias fue ir al hogar de Nancy, compañera de escuela y hasta hace dos meses vecina de la familia. Estaba dormida: era la 01:30 de la mañana.
Silvia llamó a la puerta: Me daba vergüenza tocar, dije: Pues primero está mi hija.
Atendió la mamá de Nancy: Pura Concepción. Ella dio detalles.
— Fanny vino porque dijo que le habían robado el dinero para el camión, me pidió dos pesos prestados para regresar a casa.
Son las 8:30 ¿Alcanzas camión?, preguntó Pura Concepción.
— Si me voy rapidito alcanzo el camión, respondió Fanny apurando el paso.
Pura Concepción vio caminar a Fanny una cuadra por la calle 28, iba rumbo al bulevar Revolución para agarrar el camión Ciudad Nazas.
Cerca de ahí un bar llamado Club Fox. A pocos metros una base de taxis: el asfalto gris, la luz de las farolas sombreando las calles.
Pura cerró la puerta de su casa viendo alejarse la mochila rosa en forma de conejo en esa semi oscuridad donde nadie vio nada…
Fue una noche sin dormir vigilando los celulares, hablando a los amigos. Pidiendo a Dios que todo fuera un susto.
A las 06:00 horas del día 6, Óscar Sánchez Viesca hurgó en la memoria de los dos últimos chóferes de ruta de esa noche.
Uno se acordó de ella: Sí, la niña de cara redonda que subía en tal lado y bajaba en tal lado a una hora más o menos precisa.
La noche esa, en la última corrida: no viajó.
Múltiples versiones
Seis meses antes Fanny comentó a su familia que al caminar entre las calles Hidalgo y Juárez, cerca de donde vivían, precisamente a unas cuadras de donde la vieron por última vez, notó que le tomaban fotos desde un auto compacto.
Salió corriendo seguida por el coche escondiéndose en la soledad de un callejón entre las calles 27 y 28. No pasó a mayores, nadie prestó importancia.
Tiempo después, el recuerdo de esa anécdota siguió a la familia de Fanny por todos los recovecos donde preguntaban por ella.
Hasta ese momento la familia Sánchez Viesca Ortiz no tenía número telefónico en casa; después de instalado algunas llamadas de broma, silencios del otro lado de la bocina se hicieron frecuentes.
Incluso hubo un recado anónimo depositado en la urna de un restaurante donde ellos pedían apoyo económico para solventar los gastos de la búsqueda: decía que a Fanny se la habían llevado a Matamoros, Tamaulipas para trabajar en un table dance.
Óscar y Michelle viajaron a Tamaulipas, fueron noches de luces de neón esperando que de la oscuridad saliera ella, que entre las copas alguien les dijera algo relevante. No hallaron nada.
En otra versión, el abogado Carlos Ortiz de la Torre, primo hermano de Silvia Ortiz se acercó a la familia relatando acerca del paradero de Fanny, pidió anonimato de su fuente y de él por temor a represalias.
Los cuestionamientos, las dudas fueron inmediatas, platicó Silvia.
— Preguntábamos por qué precisamente a él le habían dicho y no a nosotros. Decía que una persona había llamado por teléfono diciendo que tenía información de la niña.
En la versión de la fuente de Carlos Ortiz, Fanny fue levantada en una camioneta por José Ramón Ruelas García, El Moyo, sobrino de Rodolfo García Vargas, El Rudy, asesinado el 9 de julio de 2009 en la colonia San Juan de Aragón, en la ciudad de México.
Su cuerpo tenía un balazo en la cabeza, y un recado que decía “Pinole por harina”, dentro de la casa había fotografías de una mujer descuartizada.
En su funeral, en Torreón, Silvia Ortiz fue disfrazada, rezándole a una tumba de sabe quién. Logró ver que los asistentes traían playeras en señal de luto para El Licenciado, pero no vio a su hija.
La versión decía que El Moyo y tres personas más llevaron a Fanny a unos locales comerciales en la colonia Sol de Oriente, para después trasladarla a Nuevo Laredo, Tamaulipas donde fue entregada a una persona vinculada con robo de autos y secuestros, quien en una visita a Torreón vio a Fanny. Y le gustó.
La persona que informó a su primo fue Armando Ávila Ramírez El Bachán. Consiguieron el dato con la secretaria del primo. El teléfono de Ávila Ramírez coincidía con llamadas anónimas.
— Esa persona había estado hablando y colgaba, no se animaba a hablar. Teníamos el número registrado.
Y no era precisamente por teléfono que Armando Ávila había informado. Frecuentaba a Carlos Ortiz en la oficina, tiempo después se enteraron los padres de Fanny.
Silvia Ortiz tenía conocimiento de que El Moyo y sus parientes molestaban a la niña cuando la veían, por eso la duda creció.
En sus primeras declaraciones, José Ramón Ruelas García dijo haber estado en el centro comercial Sams Club con su esposa.
— Nosotros sacamos el reporte: no estuvo ahí. Estuvo cuatro días después. Pero el 5 de noviembre, no.
Después Ruelas García dijo que se había pegado en la cabeza olvidando todo.
Silvia recuerda una anécdota ocurrida en un viaje a Nuevo Laredo. Fue con Michelle, juntos pegaban cartelones con la foto de Fanny, a distancia los seguía un cholo que los iba arrancando.
Al llegar a la puerta de un table dance, Silvia pegó un cartel en un poste cercano. El portero del lugar alzó la voz:
— ¿La estás buscando? Pues entra a ver si la hallas.
Silvia no entró.
Declaraciones contradictorias
La primera comparecencia de Jesús Ramón Ruelas García, “El Moyo”, fue el 27 de Diciembre de 2004, la segunda el 29 de Octubre de 2005, donde declaró no conocer al Licenciado Carlos Ortiz de la Torre, quien dijo ante las autoridades el 23 de Septiembre de ese año que a Fanny se la había llevado una persona apodada “El Moyo”.
Jesús Ramón Ruelas aceptó que le apodaban “El Moyo”, pero como él había varias personas con ese apodo; negó haber conocido a Carlos Ortiz y a Fanny.
Estas son algunas preguntas que el Licenciado Ramón López Rodríguez, agente investigador del Ministerio Público de la PGJE hizo a Ruelas García:
—¿Por qué manifestó que el 5 de Noviembre de 2004 había ido de compras a Sams a las 21:00 horas y se retiró entre las 21:30 y las 22:30 horas?
—Me sentía presionado por los agentes que estaban ahí y fue lo único que se me ocurrió decir. Además porque no estoy realmente seguro si fue el día 5 de Noviembre de 2004 cuando fui a hacer compras con mi esposa o fue otro día.
—¿Se acuerda que hizo el día 5 de Noviembre de 2004 de las 20:00 a las 22:00 horas?
—No me acuerdo que hice ese día a esas horas.
—¿Conoce Laredo, Tamaulipas?
—Sólo de pasada.
—¿Todavía labora con el Ingeniero Emilio Silva Siwady?
—Ya no.
—¿Ha sabido algo de Silvia Stephanie Sánchez Viesca?
—No he sabido nada.
Pero, el 5 de Octubre de 2006, Emilio Silva Siwady, un administrador de gasolineras de Torreón, dio una versión distinta ante la Licenciada Verónica Garza García, agente del Ministerio Público de la Procuraduría General de Justicia del Estado, cambiando lo expuesto en su primera declaración vertida el 29 de noviembre de 2004.
Silva Siwady aclaró que la primera vez omitió detalles por temor a represalias en contra de él y su familia. Dijo que los familiares de El Moyo eran “personas conflictivas, problemáticas y vengativas”.
Explicó que conocía de vista a Fanny, la había visto en dos ocasiones. La primera una tarde en la colonia Sol de Oriente; la segunda semanas después, una tarde de 5 de noviembre afuera del Club Fox acompañada de 5 jóvenes menores de edad y de El Moyo en una camioneta tipo Van color azul.
Detalló que alguna ocasión posterior a su primera declaración, El Moyo lo buscó en su casa para pedirle de favor que declarara que habían andado juntos el 5 de noviembre de 2004.
Las instrucciones de El Moyo eran que primero se habían visto en la colonia Sol de Oriente a las nueve de la mañana, trasladándose horas después a Matamoros, Coahuila para verificar los detalles de una obra en construcción, de ahí se habían ido al bar Club Fox a las dos de la tarde.
Para el 6 de noviembre el favor consistía en declarar que habían viajado a Ceballos, Durango a las 9 de la mañana para supervisar una gasolinera hasta el medio día; de ahí regresaron a Torreón al Club Fox, donde estuvieron aproximadamente una hora retirándose a la casa de Silva Siwady donde departieron hasta las 11 de la noche.
“Quería que yo dijera eso porque me comentó que era lo que él había declarado ante el Ministerio Público, pero quiero declarar que es totalmente falso eso que él refiere, toda vez que yo no estuve con él en esos lugares”, testificó en la diligencia.
Aclaró que sí vio a “El Moyo”, fue el 5 de noviembre en la colonia Sol de Oriente a las 9 de la mañana en una construcción de casa habitación y locales comerciales, después se fue a Ceballos donde verificó una gasolinera regresando a Torreón a las dos de la tarde.
Alrededor de las 4, dijo Silva Siwady, regresó al bar Club Fox donde vio a El Moyo arriba de una camioneta con varias jovencitas cuyas edades oscilaban entre los 14 y 15 años, entre ellas Fanny.
Para el 6 de noviembre Emilio Silva Siwady regresó a Ceballos, no sin antes pasar a casa (a media cuadra de Club Fox) de la abuela de El Moyo para ver si lo acompañaba. No pudo ir con él.
Una investigación realizada por un agente ministerial para ayudar a los padres de Fanny en la búsqueda, explica que el 5 de noviembre de 2004 hubo una fiesta en el bar Club Fox donde había varias camionetas con placas de Nuevo Laredo, Tamaulipas. Fue secuestrada y llevada a esa ciudad.
Agregó que las investigaciones fueron desviadas por un comandante del Grupo Especial Antisecuestros de Torreón que trabajaba para la persona de Nuevo Laredo que probablemente se llevó a Fanny, y podría haber sido Salvador Alfonso Martínez Escobedo, La Ardilla, por órdenes de ‘El Lazca’.
Hace cuatro años, la familia de Fanny recibió una filtración donde decían que había sido mamá de un niño, y era frecuente que ella los observara a la distancia para tener la certeza que estuvieran bien.
Y apenas ante ayer apareció una foto de una mujer de 24 años que tiene rasgos muy parecidos a ella al lado de Lazcano. Una foto de una mujer que se parece a la niña de la mochila rosa en forma de conejo que escuchaba a Britney Spears.
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