Si experimentas miedo al sexo, analizar la fuente de ese temor puede guiarte para lograr una vida sexual plena.
 
Entre las fobias más conocidas y comunes se encuentran la claustrofobia o miedo a los espacios cerrados, o la acrofobia (miedo a las alturas). Sin embargo, también hay múltiples situaciones concretas relacionadas con la sexualidad que provocan en muchas personas la sensación de un miedo intenso.
Una de las más extendidas es la genofobia o miedo a mantener relaciones sexuales: un temor que crea tal ansiedad a las personas que lo sufren que les impide disfrutar de una vida sexual plena y placentera, algo similar a lo que les ocurre a quienes padecen eurotofobia, que se define por el miedo a los genitales, particularmente a los femeninos.
Según el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, esta conducta no es más que una sensación derivada de no estar a la altura de las circunstancias y del miedo a la comparación en cuestiones de tamaño por parte de la mujer con sus experiencias sexuales anteriores, dos aspectos que recogió en su teoría 'La envidia del pene'.
El miedo al miembro masculino, por su parte, recibe el nombre de falofobia y expresa el terror a ver o tocar el pene.
Junto a estas fobias están la ginofobia (miedo a las mujeres) y la venustrafobia (miedo a las mujeres hermosas). Quien sufre cualquiera de ellas teme el acercamiento de las féminas, algo causado, según los expertos, por un mal recuerdo o trauma infantil, así como al temor de no ser lo suficientemente bueno para enfrentarse a una conversación o a la compañía de una mujer, un trastorno derivado de una situación de un posible complejo de inferioridad.
El trastorno contrario, es decir, el miedo a los hombres, recibe el nombre de androfobia y para los psicólogos, sus causas son motivadas por situaciones de trauma o malas experiencias con miembros masculinos de la familia.
La inevitable solución de imaginarse al público desnudo para superar el pánico escénico no es válida para los que sufren gimnofobia o nudofobia (miedo a la desnudez).
Superar el miedo al sexo requiere un análisis interior.Las personas que lo sufren temen estar o ver a alguien en paños menores, una consecuencia de un sentimiento de inferioridad con respecto al propio cuerpo, muchas veces motivado por la imposición de ciertos cánones y estereotipos de belleza creados a través de los medios de comunicación.
El pánico a perder una erección ya lograda (medolmacufobia) es otro de los miedos más frecuentes entre los hombres, que no pueden dejar de pensar durante el coito en que eso pueda ocurrir, un pavor contraproducente, ya que muchas veces provoca realmente la situación que se deseaba evitar a toda costa.
La lista de miedos relacionados con la sexualidad es infinita y la realidad es que se dan tantos miedos como situaciones existen. Así, también destacan la onirogmofobia, miedo a tener un sueño húmedo; la parafobia o temor a pensar en una perversion sexual; o la malaxofobia, el horror que siente aquel que le teme a los juegos amorosos y a los preliminares.

 
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