- Luis Horacio Nájera, un conocido reportero del Diario de Chihuahua, Grupo Reforma entre otros, era periodista, columnista y reportero grafico de la nota roja en Ciudad Juárez para varios medios de comunicación. En 2007 fue amenazado y los mensajes de advertencia subieron el tono a partir de 2008, motivo por el cual ahora es refugiado en la provincia de Columbia Británica, Canadá, donde dejó el periodismo por una escoba.
Nájera criticó que los medios mexicanos no protejan a sus empleados, y la razon es que ahora trabaja como conserje y su paga es de 900 dólares canadienses mensuales. Su renta es de mil 100. Recibe ayuda de amigos y la Iglesia mormona para poder llegar a fin de mes junto con su esposa y tres hijos.
“Algunos de nuestros muebles provienen directamente de la basura”, dijo al diario canadiense The Tyee.
Nájera dejó México hace dos años, después de publicar varios materiales de investigación en donde afirmaba que los centros de rehabilitación eran un refugio para pandilleros y que las autoridades estuvieron involucradas en una masacre ocurrida en uno de ellos. Los dos frentes convergieron sobre él.
Al poco tiempo un amigo le dijo que su nombre estaba en una lista de periodistas a eliminar. Lo comenzaron a seguir. También a su esposa. En una ocasión, un auto se le acercó a ella y uno de sus ocupantes le apuntó su mano en forma de pistola.
Los medios en México hacen poco o nada para proteger a sus empleados, señala Nájera. De hecho, a los reporteros se les solicita firmar una hoja en donde el diario no se hace responsable si el trabajador muere o es herido, agrega.
“No podía confiar en el gobierno y simplemente no me iba a dejar matar en una calle poco iluminada”, señala.
“Si me piden que viaje a Afganistán a tomar fotos, lo haría… Iría a Colombia. Conozco mucho del tráfico de drogas… Y claro que extraño el trabajo. Aquí no recibes la misma carga de adrenalina que recibes en México”.
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Nájera criticó que los medios mexicanos no protejan a sus empleados, y la razon es que ahora trabaja como conserje y su paga es de 900 dólares canadienses mensuales. Su renta es de mil 100. Recibe ayuda de amigos y la Iglesia mormona para poder llegar a fin de mes junto con su esposa y tres hijos.
“Algunos de nuestros muebles provienen directamente de la basura”, dijo al diario canadiense The Tyee.
Nájera dejó México hace dos años, después de publicar varios materiales de investigación en donde afirmaba que los centros de rehabilitación eran un refugio para pandilleros y que las autoridades estuvieron involucradas en una masacre ocurrida en uno de ellos. Los dos frentes convergieron sobre él.
Al poco tiempo un amigo le dijo que su nombre estaba en una lista de periodistas a eliminar. Lo comenzaron a seguir. También a su esposa. En una ocasión, un auto se le acercó a ella y uno de sus ocupantes le apuntó su mano en forma de pistola.
Los medios en México hacen poco o nada para proteger a sus empleados, señala Nájera. De hecho, a los reporteros se les solicita firmar una hoja en donde el diario no se hace responsable si el trabajador muere o es herido, agrega.
“No podía confiar en el gobierno y simplemente no me iba a dejar matar en una calle poco iluminada”, señala.
“Si me piden que viaje a Afganistán a tomar fotos, lo haría… Iría a Colombia. Conozco mucho del tráfico de drogas… Y claro que extraño el trabajo. Aquí no recibes la misma carga de adrenalina que recibes en México”.
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