Meoqui, Chihuahua.,- En Lázaro Cárdenas el viento que hasta el día de ayer tenía un fresco aroma de paz ha cambiado al desazonado olor que tiempo atrás se había quedado penetrado por tanta violencia.

La tranquilidad reinaba en el lugar desde hace casi un año, sin embargo, la noche de ayer cuando el reloj aun no marcaba las 20:30 horas, el miedo retornó sorpresivamente para los habitantes de esta progresista comunidad, cuando un hombre identificada como Horacio González, conocido como “Lacho” fue atacado por sujetos desconocidos quienes e provocaron varias heridas con proyectil de arma de fuego que finalmente le causaron la muerte.

En el carril de Norte a sur, la altura del entronque del poblado de San Lucas en la carretera federal Chihuahua- Delicias, fue reforzada la escolta policiaca que protegía a un hombre que minutos antes había sido acribillado por sujetos desconocidos en Lázaro Cárdenas.

Siendo las 21:00 horas arribó una ambulancia de Cruz Roja Mexicana Delegación Lázaro Cárdenas al Hospital Regional Delicias, escoltada también por elementos de seguridad pública local, quienes desplegaron un operativo de seguridad que revelaba que el herido no era un ciudadano común.

La victima, identificada como Horacio González, de 29 años de edad, conocido como “Lacho” falleció minutos después en el interior del nosocomio.

La incertidumbre envuelve a los habitantes del poblado ya que desde tiempo atrás se han registrado un sin número de hechos violentos, y por lo inactivo que se percibe el pueblo, parece que los tiempos violentos han retornado al pueblo.

Cabe señalar que el presidente seccional Ignacio Ortiz Franco siempre se ha negado a dar la cara y afrontar la situación, señalando que no es de su incumbencia ese tipo de hechos, motivo por el cual al sacerdote del pueblo se le ocurrió echar indirectas en misa y silenciado perpetuamente a los pocos días por balas que ingresaron al templo mientras se desarrollaba la ceremonia religiosa. En el exterior, se registraba para la historia una cruenta balacera que protagonizaron sujetos ajenos al poblado, los cuales portaban de armas de alto poder, evaluadas como calibre .50 por el ancho de los orificios que dejaron en la estructura de la iglesia, cuyo saldo, aún tiene sobresaltados a sus tranquilos pobladores.




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