Las tropas de Estados Unidos tocarán tierra en Libia las próximas horas: ayer, el portavoz del Pentágono, coronel David Lapan, indicó que el Departamento de Defensa está "reubicando" algunas unidades de las fuerzas navales y aéreas en la región del Mediterráneo y el norte de África, "por si se requiere su intervención".
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Lapan no dijo cuál será la función de las fuerzas militares en Libia, pero en su declaración sí quedó claro que Estados Unidos tiene firmes intenciones de intervenir directamente en la crisis, pese a que su llegada no podría ser bien vista por los mismos insurgentes si su ayuda trasciende el apoyo logístico, el suministro de informaciones de inteligencia y la dotación de armas a los manifestantes.

"Dudo que las tropas actúen porque podrían ser rechazadas por la gente, a menos de que tengan información de que Gadafi esté planeando algo muy sangriento que pudiera justificar una intervención para salvar vidas. De lo contrario, una llegada de Estados Unidos podría generar otra situación como la de Irak, en la que la potencia mundial se quedó un tiempo muy largo y se empantanó", afirmó Emilio Viana, experto en temas de Oriente Medio y asesor del Departamento de Estado de E.U.

El campo de acción de Estados Unidos en el territorio libio abarca todo tipo de posibilidades: alistarse para intervenir, vigilar sabotajes de oleoductos o gasoductos, restablecer comunicaciones inalámbricas suspendidas por el régimen y distribuir armas para los insurgentes si Gadafi continua con ataques aéreos y trayendo mercenarios de otros países a Libia.

Para Viana, la llegada de las tropas estadounidenses también puede ser parte de una guerra psicológica: "que los insurgentes vean fuerzas navales puede dar aliento, le puede enviar un mensaje claro a Gadafi y le puede ayudar a los miembros del gabinete que están pensando qué lado tomar en la crisis, a salir del dilema".

Y es que las múltiples sanciones unilaterales y colectivas impuestas en los últimos días contra el régimen de Muamar el Gadafi no parecen ser suficientes para Estados Unidos y sus aliados.

La secretaria de Estado de E.U., Hillary Clinton, admitió ayer que la opción de declarar una zona de exclusión aérea sobre Libia para acabar con la represión por parte del régimen de Muamar el Gadafi "está sobre la mesa", entre otras medidas.

Esta opción está destinada a impedir el uso de aviones y helicópteros militares para reprimir a Gadafi, ya que son conocidas la intención del líder de importar mercenarios de otras regiones de África, y su autoría en bombardeos contra los manifestantes. La exclusión aérea también impediría una eventual fuga de Gadafi hacia otro país.

Sin embargo, los europeos están lejos del consenso respecto a la zona de exclusión aérea.

Italia fue quien sugirió y defendió la idea, aunque el ministro italiano de Exteriores, Franco Frattini, admitió que para declarar ese área deben resolverse aspectos como las bases de partida de los aviones que garantizarían el respeto de esa zona de exclusión y las medidas a aplicar en caso de violación.

Por su parte, tanto el ministro de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, William Hague, como la alta representante de Exteriores de la Unión, Catherine Ashton, matizaron mucho sus opiniones frente a dicha eventualidad.

Es "un tema complicado que aún se está estudiando", se limitó a decir Ashton.

Más concreto fue Hague, quien delimitó las premisas que deberían darse para poder tomar una decisión de tal envergadura.

"Es una opción sobre la mesa y debería quedar en la mesa mientras la discutimos. Pero tenemos que tener claro que para aplicarla se deben tener objetivos claros, tener la certeza de que se van a salvar vidas, contar con los medios necesarios para poder implementarla, y contar con el mayor apoyo internacional posible", afirmó el ministro británico.

Además de Italia, sólo Australia apoyó hoy públicamente aplicar la zona de exclusión aérea.

Clinton explicó que la zona de exclusión aérea es una de las opciones que se barajan para poder "presionar al régimen" de Gadafi. Explicó que hay "un número de acciones potenciales" que podrían aplicarse en los próximos días, "especialmente del lado europeo".

En lo que sí hubo consenso fue en pedir a Gadafi que abandone el poder, aunque matizando que debe pagar por los crímenes cometidos.

"Es hora de que se vaya, y el mundo debe hablar con una sola voz para decir que esta violación de los derechos universales es inaceptable", señaló Clinton.

Otro de los puntos tratados por los cancilleres fue la crisis humanitaria creada a causa de la brutal represión del régimen contra su población, que ha provocado la huida de decenas de miles de trabajadores inmigrantes hacia los países vecinos de Túnez y Egipto.

Todos los ministros expusieron las diversas acciones que sus respectivos gobiernos han tomado para ayudar a paliar el sufrimiento de los que huyen de Libia, y expusieron su temor por lo que pueda estar ocurriendo en el interior de las fronteras libias.

» Antioquia Bilingüe

U.S. ready to step in

As unrest continues to spread across Libya and a growing number of world leaders urge Muammar Gadafi to step down, the United States' Department of Defense announced it is "repositioning" naval and air forces in the Mediterranean and Northern Africa, in case intervention is required. Meanwhile Secretary of State, Hillary Clinton, said the option of opening an air-exclusion zone over Libya is still under consideration, "nothing is off the table", she said. In preparation for the launching of a possible foreign attack, which would require approval from the UN Security Council, Italy has declared a 2008 friendship treaty with Libya "null and void".

»

"Las exclusiones aéreas no son nuevas, y sí funcionan"

Emilio Viana, experto en temas de Oriente del Departamento de Estado, de Estados Unidos, explicó que los antecedentes recientes de operaciones aéreas internacionales para evitar ataques a la población civil desde aviones, tal como está sucediendo en Libia, tienen que ver con las incursiones en Irak, tras la primera guerra del Golfo en el año 1991; la liberación de Kuwait y la penetración de las tropas aliadas en Irak, que debilitaron el régimen de Saddam Hussein.

Se llevaron a cabo la Operation Northern Watch, al norte del Paralelo 36, y la Southern Watch, al sur del Paralelo 32 (luego ampliado al 33).

Pocos aviones fueron derribados y los bombardeos cesaron.

Poco después, las matanzas en Bosnia-Herzegovina llevaron a la Otán a poner en marcha la Deny Flight en los cielos de Bosnia-Herzegobina en el año 1993, ante los ataques indiscriminados de la aviación serbia contra población civil.
Poco a poco, la operación fue ampliándose, conforme los norteamericanos se involucraban en la guerra, hasta incluir ataques a posiciones serbias en la zona.
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