Marisela en Chihuahua. La mayoría arriesgan su vida. Algunas la han perdido.
Buscan justicia y anuncian a autoridades: “Con ustedes o contra ustedes, vamos a seguir”. 

CHIHUAHUA, Chihuahua.- La impunidad que campea en la entidad ha orillado a que decenas de mujeres tengan que investigar las desapariciones o asesinatos de sus hijas, hermanas o madres.

Sus casos son menos conocidos que los de Isabel Miranda de Wallace —quien logró la aprehensión de los homicidas de su hijo— o Marisela Escobedo —asesinada hace diez días, tras exigir castigo para el asesino de su hija—, pero igual de dramáticos y complicados.

Norma L., Evangelina A., María de los Ángeles J., May­ra V., Rosa Elia R. y Virginia B. son algunas de las mujeres —plenamente identificadas por este diario, pero cuyos apellidos se omiten por seguridad— que han devenido detectives y abogadas de facto porque el Estado les falló.

Todas han padecido el doble viacrucis del crimen y de la impunidad. La mayoría ha arriesgado su vida y algunas la han perdido. Sólo unas pocas han logrado que se haga justicia.

“Para los policías es lo mismo: a las mujeres las matan o golpean porque se lo buscaron”, dice una activista.

Otra madre le espeta a las autoridades: “Con ustedes, sin ustedes o contra ustedes, vamos a seguir luchando por encontrar a los asesinos de nuestras hijas”.

El desdén oficial las volvió policías

Decenas de mujeres en México se han convertido en investigadoras y detectives para buscar a los asesinos de sus hijas e hijos, rescatarlos de las garras de la prostitución o de abusadores.

Algunas de ellas han muerto en el intento, como Marisela Escobedo Ortiz, quien fue asesinada sin lograr que las autoridades las apoyen suficiente en su activismo social.

Ejemplos como el de Isabel Miranda de Wallace, en la Ciudad de México, Marisela Escobedo, Norma L, Evangelina A, María de los Ángeles J, Mayra V, Rosa Elia R, Virginia B, Minerva Patricia C, Consuelo L, en Chihuahua, principalmente de Ciudad Juárez, iniciaron una lucha para buscar justicia por el homicidio de sus hijas, pero se han topado con la indiferencia e ineptitud de las autoridades.

Las deficiencias y corrupción en los cuerpos policiacos y de las autoridades judiciales,  las obligaron a estudiar derecho y tácticas policiacas, para iniciar una investigación ministerial por su cuenta.

Muchas de las veces convirtiéndose en coadyuvantes de los ministerios púbicos de su localidad.

Todas tienen una historia en común: el asesinato de sus hijas o hijos, la tardanza en la aplicación de la justicia que deriva en impunidad, y que se han convertido en tenaces activistas en busca de justicia y del respeto a sus derechos humanos.

En Ciudad Juárez han tenido que investigar al grado de poner en riesgo su integridad, Marisela Escobedo ya perdió la vida; otra encontró a su hija la cual era obligada a prostituirse y en ambos casos las autoridades han retardado la justicia o las han tildado de locas.

Esta es una historia de muchas que suceden en Chihuahua.

Hasta policías...

Aunque parezca dramático, muchas madres que han perdido a sus hijas, por asesinatos, por trata de blancas o simplemente no las han encontrado, han tenido que realizar labores policiacas en los bajos mundos del hampa en Ciudad Juárez.

La señora Consuelo L tuvo que entrar por la noche a bares y prostíbulos para buscar a su hija, Griselda, quien a los 16 años, en 2009, fue víctima de tratantes de blancas.

Lo dramático del caso es que encontró a su hija en un prostíbulo, pero a pesar de ello y de haber dado aviso a la policía, no ha podido recatarla.

Otro caso es el de Norma L, ya que al perder a su hija Paloma Angélica en 2002 tuvo que convertirse en abogada y policía, porque ni los agentes ni las autoridades han hecho nada para encontrar a los asesinos.

Critican desinterés

Para Graciela Ramos, integrante de Mujeres por México, es claro que Chihuahua tiene poco interés por el problema y que está más interesado en resolver secuestros o extorsiones, en lugar de los homicidios de mujeres.

Dos hechos así se lo hacen concluir. Primero, que el Congreso estatal no activó la Comisión de Feminicidios y la LXIII legislatura que entró en funciones en octubre de 2010, “porque no había dado resultados”.

Segundo, la Fiscalía estatal decidió desaparecer la Unidad Especializada de Investigación de desaparición y homicidios de mujeres.

“Desgraciadamente el feminicidio es un problema grave, pero sigue sigue siendo invisible”, comentó.

Por ello, las denuncias ya no son puestas ante las autoridades de Chihuahua, sino que las organizaciones civiles tienen que acudir a organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que derivó en que la Corte Interamericana obligara al Estado mexicano a indemnizar a víctimas del feminicidio en Ciudad Juárez.

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