Dicen que Pancho fue encontrado en el Malecón. Estaba casi sin plumas y sin apetito, al borde de la muerte. Un pescador lo llevó a casa de Magela Guerrero, quien lo adoptó como uno más de la familia. Luego de un régimen de medicamentos y cremas curativas a través de lo que parecía una recuperación poco probable, Magela lo salvó.
Hoy día Pancho ha cambiado su vida en libertad por las comodidades de La ciudad. Es la estrella de la calle 23. Allí se siente como en casa, va de un sitio para otro y muchas personas le conocen. Magela Guerrero, de 32 años, es su ‘madre adoptiva’. Asegura que se ha adaptado a los seres humanos y que no quiere regresar a su hábitat.
Pancho
Pancho en su nuevo hogar. Foto: Ramon Espinosa/AP/Cubadebate
Pancho
Pancho y familia. Foto: Ramon Espinosa/AP/Cubadebate
Pancho
A Pancho le encanta caminar. Foto: Ramon Espinosa/AP/Cubadebate
Pancho y su madre adoptiva Magela Guerrero.
Pancho y su madre adoptiva Magela Guerrero. Foto: Ramon Espinosa/AP/Cubadebate
La familia de Pancho. Foto: Ramon Espinosa/AP/Cubadebate
Pancho
Pancho pasea por el parque. Foto: Ramon Espinosa/AP/Cubadebate
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Pancho y Magela. Foto: Ramon Espinosa/AP/Cubadebate
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Pancho en su nuevo hogar. Foto: Ramon Espinosa/AP/Cubadebate
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