Por Nuri Bendersky

Hay que explicar las cosas como son, y para esto el sector joven de nuestra sociedad es experto. Entre los encuentros “afectivos” de personas focalizaremos el más escuchado: el sexo casual. Ya no podemos responsabilizar al alcohol en este tipo de conductas. La elección por “estar” con alguien de manera casual, fortuita e inesperada depende de cada uno. Lo que antes llamábamos desliz, ahora es una experiencia distinta que espera al acecho en cualquier esquina. Sexo casual o touch and go: qué piensan y hacen los jóvenes, cuándo, qué los motiva y qué papel cumple la salud, los cuidados y el respeto hacia la otra persona.






Caminando por el centro un grupo de amigas se codean y se escucha que una dice: el finde pasado estuve con ese chico, ¿lo saludo? Estar: sinónimo de un encuentro sexual donde ahora veremos qué condimentos deben estar presentes y cuáles se dejan de lado cuando lo más importantes es “pasarla bien con un desconocido”.

Según los estudios realizados a nivel nacional, son más los hombres que las mujeres quienes participan de estas prácticas. Aunque, en verdad, no suelen tenerse demasiados registros de las experiencias femeninas porque ellas suelen ser más reservadas o pudorosas a la hora de aceptar o reconocer que han sido protagonistas de una "aventura sexual". Por esta razón el gran desafío fue encontrarlas y desmitificar que esta práctica sea cosa de hombres.

Sentados en bar céntrico de nuestra ciudad encontramos un grupo de amigos, cinco mujeres y tres hombres. Al preguntarles si acceden o no, después de un boliche a la invitación de quien apenas conocen después de haber bailado cinco temas, contar con la mínima información luego de hablar a los gritos, en medio de luces, parlantes y la consigna de “me estoy divirtiendo”, las opiniones fueron diversas. Entre las cinco chicas, tres reconocieron haber “estado” con alguien de manera casual, y las demás negaron esa opción como manera de tener relaciones. En cuanto a los tres hombres de la mesa, dos aseguraron haber tenido sexo casual más de dos veces con personas desconocidas y el tercero, con tono desafiante contestó que “no lo necesito”.

Aunque el porcentaje sigue siendo alto, entre las tres chicas que dijeron haber tenido sexo casual a la salida de un boliche, todas afirmaron que exigen el uso de preservativos. “Es más”, nos corrige Camila, “antes de salir del boliche me aseguro que lo tenga, sino lo compro yo en cualquier kiosco. Para eso no hay excusa”. Lo suficientemente claro para saber que hoy la mujer decide, exige y hace.

Leonardo, quien aseguró “disfrutar” del sexo casual, también dijo que “ahora es más fácil llegar a concretar, porque las mujeres les gusta tanto como a nosotros, solo que no se animan a decirlo. Pero mientras les prometas el secreto del encuentro, ellas acceden”. Y aclara, mirando a sus amigas: “Uno se da cuenta en el boliche quién puede decirte que sé, y con quién no tenés ni una oportunidad”.

Con mayor profundidad, Matías analiza la situación, y dice, como buen orador: “Todo es más fácil. El que no tiene novia, está ahí…buscando, con el vaso en la mano mirando a los grupos de mujeres. Les invita una bebida, luego otra, las saca a bailar, y los besos vienen solos. Después el trámite ya está casi hecho. El objetivo es insistir un poco más y listo”.

Micaela, del grupo de las que no acceden al sexo fácil, nos explica: “La diversión está en bailar, pasarla bien. Si me gusta un chico, por más de que ya lo tenga visto de otros lugares, nunca voy a acceder a conocerlo pasando una noche de sexo. En primer lugar porque si quiero seguir esa relación, él no me va a tomar en serio, y en segundo lugar me daría mucha vergüenza, no podría mirarlo más a la cara”.

Frente a una enérgica discusión, diferentes pareceres se despiertan entre las jóvenes y con un tono fuerte surge la voz de Fernanda que mira a sus amigas y dice: “Pero acá no estamos hablando de un futuro novio o de alguien con quien querés algo serio. Es un touch and go. No lo volvés a ver más. Los dos nos divertimos, y después cada uno a su hogar”, canta Fernanda al estilo del cuartetero Rodrigo. Interrumpe Claudia, y mientras se ríe y las trata de ingenuas a sus amigas, dice: “Resistencia es muy chica. Nos conocemos todos, y siempre nos terminamos cruzando. Además los pibes hablan, y sus amigos se enteran, y así se entera toda la ciudad, con quién estuviste y con quien no”.

Y así concluyó el tema del “qué dirán” de este grupo, que antes de nuestra llegada disfrutaban de una soleada tarde en un bar.

Riesgos que no se ven

Cuando se destapan estos temas generalmente se analizan los riesgos que en su mayoría, las jóvenes, pueden correr a la hora del sexo casual. Y aunque la conciencia moral quede relegada, para ellas lo más importantes es no tener “consecuencias físicas y biológicas” de ese encuentro.

De todas formas algo parecía estar en claro, el cuidado por parte del hombre a usar preservativos, y muchas veces bajo la exigencia de las mujeres. Esta conducta cobra mayor interés cuando vemos que este tipo de reacción no sólo es escenario en nuestra provincia sino a nivel mundial.

Los casos de contagio de SIDA se redujeron un 21% entre 1997 y 2010, hasta los 2,67 millones en todo el mundo, según el informe del Programa de las Naciones Unidas para el SIDA (ONUSIDA), difundido hoy en Berlín. Según ONUSIDA, la educación, la prevención y el fortalecimiento de los derechos de la mujer continúan siendo medidas importantes en la lucha contra esta enfermedad todavía incurable a falta de una vacuna.

La situación cambia cuando pretendemos ir más en profundidad y conocer qué siente luego de pasar por esta experiencia. Muchos de rostros de las mujeres miraron para otro lado. Jessica, la más extrovertida, nos dice que “la primera experiencia de sexo casual fue incómoda. Yo no sabía si debía hacerlo o no, pero para eso ya estaba en su casa. Cuando salí de ahí no me sentí muy bien conmigo misma. Es diferente a “estar” con alguien que conoces, que te conoce, que sabe lo que te gusta y lo que no. Me parece que una lo hace para tener algo qué contar, para que en el grupo se sepa lo liberal que sos, nada más. No creo que hayan experiencias positivas de un encuentro sexual con un desconocido”. Cabe destacar que en el grupo, muchas asentían esta opinión.

En disonancia con ellas, los hombres aseguraron no sentir mayor remordimiento. “Fue un momento, hubo placer y la pasé bien”, fue el discurso masculino que se escuchó en la mesa. Pero aclara Matías: “Coincido con las chicas con el tema del cuidado. Siempre me cuido, más si es estoy con una chica que recién conozco”.

El respeto y el cuidado hacia la otra persona parecen secundarios. Aun si lo que se quiere evitar son consecuencias como el embarazo no deseado, existen múltiples enfermedades sexuales, que incluso pueden llegar a la muerte como riesgo extremo, pero que no deben subestimarse.

El sexo seguro y responsable no sólo debe limitarse a la pareja formal, es preciso exigir el adecuado comportamiento de tu “pareja casual”, teniendo en cuenta que el placer debe ser una virtud que no se limite a un momento. La baja autoestima y el “qué dirán” no salvan al mundo de caer en patologías irreversibles. Ser inteligentes a lo hora del sexo es comprender que el cuerpo es de uno, y su intimidad no debe ser vulnerada al libre albedrío.
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