Es frecuente que un acontecimiento no se entienda por desconocer sus puntos medulares.
Acaba de suceder con el caso Jorge Hank Rhon, cuyo “delito en flagrancia” (si los videos de su casa no son un montaje que, por cierto, el Ejército no podrá desmantelar, porque sus efectivos no grabaron el operativo), fue haber sido sorprendido durmiendo y en calzones.
Ahora otro prominente que a muchos incomoda, el obispo Onésimo Cepeda (quien envió a la cárcel su solidaria bendición a Hank), acaba de obtener el amparo de la justicia federal contra una descocada orden de aprehensión porque dizque “falsificó” un pagaré y quiere “apropiarse” de una fortuna en obras de arte.
Cepeda, de 74 años, es cercano a algunos políticos, como el gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto (Cuartoscuro Archivo).
Sus acusadores le achacan haber “simulado un préstamo” y lo infaman con el cuento de que “de dónde sacó 130 millones de dólares”.
Lo único cierto es que la señora Olga Azcárraga Madero firmó a nombre de Onésimo ese pagaré; que la cantidad era estimativa del valor de todos sus bienes patrimoniales, y que el obispo lo endosó a otro calumniado y perseguido, yerno de su hermana Cristina, Jaime Matute.
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