Rodolfo, macheteado por un cliente, cuenta su historia; Gabino, su compañero de oficio, habla de la extorsión policiaca
Texto: José Luis Ortega Vidal. Fotos: Lorena Ríos
Juan Rodríguez Clara, Ver.- A Rodolfo y Gabino los unen la solidaridad cotidiana, la amistad y la condición labora: ambos son sexoservidores.
Viven juntos; comparten gastos de renta y alimento; se cuidan mutuamente; defienden al unísono sus derechos ante lo que consideran abusos de la autoridad o de extraños; comparten su realidad: son gay’s, venden su cuerpo y padecen el rechazo de familias y la sociedad en general.
LA CARRETERA, UN ANTRO. LA CARRETERA, UN HOTEL
Nativo de la comunidad “Benito Juárez”, Rodolfo López Domínguez cuenta con 28 años y dio inicio a su carrera como sexo servidor desde los 16 años.
Gabino Nicolás Quezada cuenta con 23 años de edad y los últimos siete los ha compartido desarrollando un trabajo tan peligroso como placentero; tan difícil como necesario para su satisfacción; tan sangriento como ligado a sus vidas.
Ambos describen ese escenario y afirman que no piensan dejar el oficio del que consiguen parte del dinero para sobrevivir.
De lunes a jueves son zapateros en la cabecera municipal de Juan Rodríguez Clara. A veces hay trabajo, a veces no, de modo que en ocasiones hay recursos para pagar la renta en un cuarto que comparten y para comprar comida y en otras no.
Luego, llega el fin de semana y las cosas cambian: el viernes, sábado y domingo sueltan el martillo y toman el bolso; arrojan a un lado el hilo y los clavos y se detienen frente al espejo para maquillarse.
Luego vienen las zapatillas, el vestido, las pelucas y el servicio: 250 pesos por un servicio de sexo a hombres que los buscan y los ubican en la orilla de la carretera.
Atienden a hombres que los contratan y la cuota sube, a partir de lo que esos hombres solicitan.
Las reglas: siempre con condón; no trabajan en el pueblo, se dirigen a la carretera; se puede dar un servicio por noche, o dos, o tres…depende del mercado.
A veces, también, hay noches frías, silenciosas, dónde sólo se escucharán entre ellos y las ocho o diez prostitutas que comparten los espacios en la carretera Sayula de Alemán-Loma Bonita, a la altura de La Cerquilla, en el municipio de San Juan Evangelista.
Esas jornadas transcurren sin clientes, cuentan…
La base de su trabajo es la carretera federal 175 a cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Hombres, sólo somos nosotros dos en el tramo de Sayula hasta Loma Bonita. Mujeres, hay más, diez o doce, cuentan los entrevistados.
De lunes a jueves, llegan más gay’s; travestis que vienen desde Coatzacoalcos y Minatitlán, pero los fines de semana respetan el territorio que es nuestro; de igual modo nosotros no vamos hacia otros lugares, donde otros sexoservidores trabajan. Si vamos, nos corren. Así, se respetan los espacios de cada quien, añaden Rodolfo y Gabino.
LOS MACHETAZOS: EL SERVICIO NO PAGADO
La madrugada del sábado 13 de agosto, contra lo usual, Rodolfo fue contratado en la glorieta del pueblo de Juan Rodríguez Clara.
Eran las 02:00 horas.
Gaspar Rodríguez Lagunes, vecino de Juan Rodríguez Clara –conocido suyo- pidió el servicio y lo atendió:
“No me quiso pagar y aparte dijo que yo lo había violado cuando el violado fui yo y aparte de eso me cortó un machete en la panza y en la cabeza”.
“Yo vine y le dije al comandante y él me agarró a mí y a él (señala a Gabino) y al otro día me cobró la multa de 500 pesos”.
“Yo no me iba a dejar que estaba macheteado y todo y le quebré una guitarra en la cabeza; iban a ser las dos de la mañana; iba yo para mi casa con un amigo cuando se para la patrulla y me dicen súbanse…”
“Pero por qué no ven cómo ven voy a mi casa y voy a que me cure mi mamá y todo y me dicve el policía: ¿no oíste que te subas cabrón?…Y agarran y me están subiendo y él todavía se vino con su camioneta y todo diciendo que yo era la persona…Y le dice el policía, tú también te vas a quedar aquí o vas a poner tu denuncia…”
“No, yo mañana vengo”, les respondió Gaspar, el acusado de agredir a machetazos a Rodolfo, de acuerdo a la narración de éste.”
“Y yo le dije: mire cómo ando yo. Lo tiene que detener a él, porque me tiene que pagar los gastos. Este muchacho se robado robado; dice que lo queríamos asaltar, pero eso cómo va a ser, si cuando lo detuvieron traía cinco mil pesos en la cartera. Lo detuvieron y le quitaron su dinero”; afirma el entrevistado.
¿Los han agredido antes?, se cuestiona a Rodolfo y Gabino.
Rodolfo responde:
“En este año ya van tres veces. De hecho vengo a poner mi denuncia y el comandante lo agarra (sic) y lo vuelve a soltar, nada más le da una buena mordida.
Yo me arreglo de mujer y el comandante me dijo que si me vuelve a ver así me van a confiscar a San Andrés (sic) y ese es el temor que tengo. Yo, antes me vestía seguido; aquí me conocen, cual más, pidan referencia y yo no me meto con la gente; pero si me agreden me tengo que defender; no me voy a quedar con los brazos cruzados”.
Habla Gabino:
“La otra vez dijeron en el periódico que a los detenidos nos duermen (sic) en las camas de los policías y eso no es cierto. A nosotros cuando nos detienen nos echan a dormir como perros; no es cierto que dormimos en las camas de los policías. Y nos echan gas y nos bañan con la manguera, Eso es injusticia”.
LA VERSION DEL COMANDANTE
Francisco Cóbix Carrión, comandante de la policía municipal de Juan Rodríguez -aludido como responsable de una dependencia que agrede discrimina y extorsiona a los entrevistados- ofrece su versión:
La madrugada del sábado se detuvo frente a la comandancia una camioneta conducida por Pedro –acusado de machetear a Juan-.
Este señor es vecino del pueblo y venía con una herida en un brazo. Dijo que lo habían asaltado dos sexoservidores a los que les dio “un raid” y que lo habían lesionado; pidió que se les detuviera.
Ordené su detención y de este modo estuvieron aquí, en la cárcel municipal, las tres personas.
Aquí se acusaron mutuamente.
Ellos dijeron que Gaspar no les quiso pagar un servicio y los agredió y Gaspar dijo que tras darles un raid lo quisieron asaltar y se defendió.
A todos les ofrecimos servicio médico; se les ofreció llevarlos a sus casas para que ayudaran allí y se les dio libertad porque no había denuncia ante el MP de parte de nadie; afirmó el comandante.
No se les cobró multa y Rodolfo, el más lastimado, no quiso recibir el apoyo y se fue caminando a su casa, asegura.
Rodolfo es alguien conflictivo, ha sido acusado de robo y de agresiones a vecinos de Rodríguez Clara; le he aconsejado que se dedique a otra cosa y que se calme, asegura el comandante policíaco.
LAS HERIDAS; EL PLACER QUE DAN LOS HOMBRES…
Cuando termina la entrevista con el comandante Rodolfo López Domínguez camina por el parque frente al palacio municipal.
Renguea; trae vendas en ambas espinillas.
Durante la charla habló de su vida, ofreció pincelazos sobre su niñez y tras diversos cuestionamientos admite con franqueza: me encanta vestirme de mujer; trabajando de sexoservidor encuentro lo que no logro en otras cosas; me gustan los hombres; siempre me han gustado; no tengo ninguna atracción por las mujeres…
CONTINUARÁ
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