El gobernador exhorta a Aristóteles Sandoval a que valore la conveniencia de que Guadalajara se convierta en centro de atracción de casinos
TEOTIHUACÁN, ESTADO DE MEXICO (27/AGO/2011).- Los gobernadores de Jalisco, Emilio González Márquez, y del Estado de México, Enrique Peña Nieto, condenaron y repudiaron los hechos acontecidos en Monterrey, Nuevo León donde perdieron la vida 52 personas en el atentado que sufrió el casino Royale.

González Márquez, al concluir el evento del nuevo Fuego Panamericano, señaló que lo que vivió Monterrey el jueves por la tarde es un acto con el cual la delincuencia organizada sólo busca atemorizar a la población.

El mandatario jalisciense afirmó que las pérdidas humanas de civiles son responsabilidad de cada gobernador, y dejó en claro que no es una guerra contra las instituciones de México, sino una guerra de delincuentes para lucrar con el temor de la gente buena. “Es responsabilidad de toda la autoridad proteger a las familias, (el jueves) quedó de manifiesto que no iban a atentar contra una autoridad o contra un policía, querían matar gente inocente”.

El titular del Ejecutivo en Jalisco, señaló  que cada gobernador es el responsable de cada una de las personas civiles que pierden la vida en manos del crimen organizado.

Por ello, indicó, que es necesario replantear lo que se está haciendo entre sociedad y Gobierno para detener lo que estas células delictivas hacen. “Nos debe quedar muy claro, que si no entramos todos a decir no a los delincuentes, éstos seguirán buscando enseñorearse de nuestro país, atemorizando, matando, robando, como lo están haciendo”.

Apuntó que lo ocurrido en Nuevo León es un llamado para que los ayuntamientos de Jalisco revisen el estado en el que operan los casinos de la Entidad que han autorizado “sus gobiernos”.

Y de manera especial instó al alcalde Jorge Aristóteles Sandoval para que revise este tema de manera puntual. “(Hago) un llamado al señor Presidente Municipal para que revise la legalidad de los mismos, pero también para que revise no sólo el cumplimiento de los reglamentos, sino también la conveniencia de que Guadalajara se convierta en un centro de atracción de casinos”.

González Márquez dijo que los casinos no son una actividad económica que busque la Entidad, pues precisó que es desde ahí donde se actividades que provocan problemas sociales y de salud como lo es la ludopatía, que señaló, afecta principalmente a las mujeres.

“No te lo sé decir desde el punto de vista legal (si pueden desaparecer), pero ya no deben crecer, no le dejan nada bueno, no generan tantos empleos cómo para que valga la pena el riesgo. Mejor que ese dinero se invierta en otra actividad”.

Por su parte, Enrique Peña, en su discurso en el acto panamericano manifestó su repudio ante lo ocurrido, y su solidaridad con el pueblo de Monterrey.

“Expreso nuestra más sentidas condolencias por las personas que lamentablemente perdieran la vida ante este hecho de barbarie. Lo repudiamos enérgicamente y los mexiquenses queremos expresar nuestra solidaridad con el pueblo hermano de Nuevo León”.

C R Ó N I C A
Monterrey está lejos; la ilusión, cerca


“En un casino la gente no oye su celular, no ve a los otros, se aletarga, no sabe qué hora es, se irrita cuando alguien interrumpe”.

Que el aparato no haga lo suyo: esa es la angustia en la ciudad Ilusión, como también podría llamarse al casino sobre la Avenida México de Guadalajara. Lo del aparato es dar dinero. Lo del resto del paisaje es atarantar. Palmeras fluorescentes. Fuentes de ciencia ficción. Neón palpitante. Sonidos espaciales. Y las tragamonedas chillan, seducen, exigen. Y los esclavos obedecen y se gastan los ojos en el fucsia de una pantalla ingrata. Aquí no hay tiempo para pensar. Aquí no hay muertos de Monterrey.

La descripción la hace Sofía, desde la mirada de la obligación. Apenas cumplió 18, el año pasado, le asignaron acompañar a su madre a la Ilusión. ¿Cuántos días? Toda la semana. ¿Cuántas horas? La llegada es a las seis de la tarde; la salida nunca se sabe, dice aburrida, blanca, llena de tedio, robusta, arrellanada en el sillón del baño. A ese sillón se lo conoce más que a su cama.

Sofía afirma que sabe lo que pasó en el Royale. “En un casino la gente no oye su celular, no ve a los otros, se aletarga, no sabe qué hora es, se irrita cuando alguien interrumpe. Me imagino que allá estaban igual cuando empezó el incendio”. ¿A qué hora supieron los ludópatas la Avenida México de la tragedia en Monterrey? “Mi prima, que vive en Estados Unidos, nos llamó como a las diez de la noche”.  ¿Qué hicieron? “Mi mamá se levantó a cargar sus fichas para seguir jugando”.

Hoy pasa igual. La sala de juego rebosa. Cada quien en lo suyo. Lo suyo es mover botones. Mover botones horas y horas. Cruzar los dedos. Tragar saliva.

Nadie nota la visita de un grupo de bomberos,  inspectores municipales de Guadalajara y trabajadores SIAPA. Mientras pasan cerca, una mujer de uñas eternas aporrea la pantalla y un cuarentón de manos convulsas se aprieta el cuello.

Sofía, que jamás juega, ha visto cosas peores: a un anciano que apuesta conectado a un tanque de oxígeno; a una jubilada que injuria al Seguro Social cuando se atrasa el depósito de la pensión; a un hombre que se quedó tres días en la misma silla. A su madre, que tiene a la familia en el colapso.

Igual que en Monterrey, los habitantes de la Ilusión son mujeres y, sobre todo, gente vieja.

Son las siete de la tarde. El casino comienza a hervir de gente. Tanta, que la Avenida México revienta de coches que esperan estacionamiento. Una sesentona se baja de un taxi. Todos entran, nadie sale. ¿Y Monterrey? Monterrey está en Nuevo León.

Vanesa Robles

Solidaridad con las víctimas
Protestan por la masacre en casino regiomontano

MONTERREY/CIUDAD DE MÉXICO.-
La indignación por los hechos en el casino de Monterrey es mayúscula.

Ayer, jóvenes se manifestaron frente al Palacio de Gobierno de Nuevo León, y por la noche unos 300 capitalinos se solidarizaron con una protesta en el Ángel de la Independencia.

En Monterrey, decenas de jóvenes protestaron este  viernes frente a las oficinas de gobierno de Rodrigo Medina. “¡Corrupto!,¡asesino!, ¡la corrupción los mató!” gritaban los estudiantes, algunos llorando, por la muerte de 52 habitantes a manos del crimen organizado.


En el Distrito federal, unas 300 personas que habían sido convocadas por la red social Twitter se manifestaron frente al Ángel de la Independencia, para apoyar a los ciudadanos de Monterrey y recordarles que no están solos.

La etiqueta “cacerolazo” estuvo circulando todo el día en esa red social, convocando a los mexicanos a llevar cacerolas y hacer ruido contra la violencia.
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