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“Ayer nos llamo nuestro amigo, que te esta buscando Zambrano de urgencia”. El que habla así es Julio Scherer Ibarra, hijo de Julio Scherer, de la revista Proceso, operador de la campaña de López Obrador y uno de los ideólogos de su movimiento.
Scherer se maneja con la familiaridad de todo un patrón hablándole a un empleado, a un subordinado, le apura, le presiona, le hace promesas, pero no esta hablando con un criado, sino con Julio Villarreal, el presidente ejecutivo del grupo regiomontano Villacero, un emporio con operaciones multimillonarias y subsidiarias en diversas partes del mundo.
Scherer se maneja con la familiaridad de todo un patrón hablándole a un empleado, a un subordinado, le apura, le presiona, le hace promesas, pero no esta hablando con un criado, sino con Julio Villarreal, el presidente ejecutivo del grupo regiomontano Villacero, un emporio con operaciones multimillonarias y subsidiarias en diversas partes del mundo.
Scherer conduce una negociación muy informal, la charla es muy temprano en la mañana, y el tutea con autoridad gansteril y da ordenes al empresario Julio Villarreal quien se ve disminuido a tener que darle explicaciones, como con miedo balbucea intentando decirle a Julio Scherer que ya no pueden dar mas dinero, le recuerda que ya se le dio a Zambrano al principio lo que pidió originalmente y que “no se le regateo nada”.
Julio no oculta su ansiedad por obtener la promesa de mas fondos del empresario para la causa de Andrés Manuel López Obrador. Vuelve a citar a “nuestro amigo”, y a Jesús Zambrano Grijalva, el presidente nacional del PRD, a quien trata de mero mandadero de el mismo y de ese otro que el llama “nuestro amigo” durante la conversación, el tono de Scherer parece recordarle al empresario que la “ayuda” no es voluntaria. Es parte de un negocio acordado entre el grupo empresarial regiomontano y la campaña de Lopez Obrador.
El empresario angustiado intenta explicar una y otra vez a Julios Scherer que ellos ya han hecho mas que suficiente, que por favor Scherer le haga ver a “nuestro amigo” que ellos ya han aportado “cinco cero”, o cincuenta millones, y que además ya habían aportado “por otro lado, en el norte, porque también me vino la llamada por el otro lado”, y agrega “esa cantidad que te mencione (los 50 millones) agrégale otro tanto y un poco mas, otros seis cero”. En tono frío, Julio Scherer le ofrece al empresario regiomontano, de que “ayúdale, ayúdale, todo mundo va a responder allí, tocayo”.
Esta no es la primera vez en que se pilla, en audio o video, a operadores directos de López Obrador en claro chantaje y gansteril intercambio de influencias políticas, la tan cantada honestidad de López Obrador y de sus operadores siempre ha sido de la boca para afuera, pero en privado comprometen favores gubernamentales a cambio de multimillonarios e ilegales fondos de campaña. Pero claro, esto no es nada mas que otro complot mas en la larga lista de complots contra el tabasqueño y su movimiento.
Ahora les ha tocado perder de nuevo y seguramente muchos empresarios se han quedado esperando esos jugosos contratos prometidos por Scherer, por Monreal y por otros operadores de López Obrador, mientras este ultimo se da baños de pureza y castidad.
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