Como un acto de protesta por las  declaraciones  del senador Roberto Gerlein la comunidad LGTB organizó un besatón frente al capitolio nacional.

Así ha sido siempre, cualquiera  hace un comentario negativo, y   ahí mismo organizan un evento,  una marcha,  o un conato de carnaval  para   persuadirlo y hacer que se  retracte. ¿Por qué es tan importante para ustedes, miembros de la comunidad LGTB,   la opinión de los demás? ¿Es tan endeble la  idea que tienen  de sí  mismos que urgen de comentarios positivos para afianzarla?, ¿tan frágil que tambalea  ante la  más mínima ofensa? Una impresión propia sujeta al  vaivén de las opiniones ajenas.

¿Qué tienen que ir a hacer frente al capitolio,  a demostrarle, a intentar convencerlo de qué? Y si logran que se retracte - porque cambiar de opinión,  o de gusto, realmente no creo-, ¿se sentirían más a gusto consigo mismos?

Espero, eso sí, que la protesta  sea,  ante todo,  una condena de  forma, de los términos y de la manera grosera como el Senador expresó su  negativa ante el matrimonio de homosexuales, más no de su postura,  porque ahí sí  los que deberían revaluar  si están obrando consecuentemente    con la  libre expresión y la  diversidad de ideas que tanto promueven,  son ustedes.  Hablan de respeto y son tan desobligantes los adjetivos que emplean para descalificar   a quien piensa de una forma contraria, que la diferencia entre la actitud que asumen y lo que tanto critican es nula.

Por mi parte, hay algo que aun  no entiendo de las poblaciones que se consideran vulnerables, manifiestan estar orgullosas de sí mismas, pero se afectan ante cualquier    comentario que  alude  a su condición,   ¿Por qué, por ejemplo,  una persona de raza negra se molesta y considera racista que lo llamen negro?, acaso no es negro, acaso no dice sentirse muy orgulloso de serlo.

A  propósito del tema, hace un par de semanas,  por un problema de notas,  un estudiante -soy docente del distrito-  aprovechó  el anonimato  que le proporcionaba  estar en medio de  su  grupo  de amigos para gritarme  calvo hijueputa. No me dolió lo de hijueputa pero sí lo de calvo. ¿La razón?,   me acompleja que se me esté cayendo el pelo, es un tema que  no he podido asimilar, mucho menos  superar... Por ende,  considero válido reconocer que cuando todo lo concerniente a un aspecto en particular nos afecta, es porque hay  susceptibilidad y   descontento propio  con ese aspecto,  ¿o me equivoco? 

Ahora,    supongan que un miembro de la comunidad LGTB considera  que tener sexo con el senador Gerlein es excremental, a su gusto  el tipo es feo y viejo y por esa razón imagina que el ñanga-ñanga con el hombre debe ser asqueroso; acto seguido,  no se guarda tan respetable opinión  para sí,   sino que de la peor forma, de la  más grotesca,   va y la   ventila  a través de un medio de comunicación. ¿Debería  entonces el  senador armar un buen  combo e irse a copular  frente a la sede LGTB y demostrar  lo orgulloso que se siente de su desempeño sexual?

Y si el otro se fue de tiratón,  mal haría yo en no irme  hasta la casa de este joven con un grupo de coquipelados, y en un acto de dignidad  y de amor propio empezar unos a otros a sobarnos y a darnos de cocotazos en la pelona (calva). O debería más bien denunciarlo  por alopeciofobia.

Ni las marchas, ni las protestas, ni las demandas,  ni los desfiles, ni los demás actos simbólicos... sólo la seguridad en nosotros mismos y  el aceptarnos tal y como somos   puede  blindarlos de  los comentarios dañinos, de los que todos, y no sólo ustedes, señores y señoras LGTB,  somos víctimas... y victimarios, porque ahora no me vengan a decir que no saben lo que es burlarse de alguien, júrenme que jamás han discriminado ...
Conozco el caso de un par de casos de gays que debido a  su alto nivel  cultural y a su inmejorable situación económica desprecian a Raimundo y todo el mundo y discriminan que da gusto. 

¿No existen  más ocupaciones que vivir pendientes de cuanto  comentario se hace de ustedes? Es más,  el apunte  del chino Gerli deberían tomarlo como lo que es, un cumplido,  recuerden que el sexo cochino, entre más cochino,  más mejor; y no  permitan que políticos oportunistas, con la disculpa de apoyarlos en su causa, ganen popularidad   y logren  réditos políticos.

O este martes tal y como lo tienen planeado vayan  y  le demuestran lo  afectados que  se encuentran y lo importante que  la opinión de él es para ustedes.
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