Las afirmaciones de Javier Lozano Alarcón sobre un supuesto acuerdo entre las bancadas del PAN y el PRD para aplazar la reforma laboral a cambio de echar abajo la alianza entre ambos partidos en el estado de México, no tienen sustento.
El secretario del Trabajo fracasó en su intento por sacar adelante una reforma laboral que marcó como prioridad desde su llegada al cargo, y ahora busca quien pague los platos rotos del hecho de haber apoyado una propuesta redactada por el PRI, que a fin de cuentas no verá la luz en los próximos días.
Lozano Alarcón no sabe donde meter la cabeza luego de haber sido traicionado por la cúpula priista, a pesar de haberse arrodillado ante ellos para sacar adelante un documento con el que buscaba quedar bien con Felipe Calderón para ser nominado como candidato del PAN a la presidencia en 2012.
Como sucedió en su momento con César Nava, quien incumplió un acuerdo firmado por Enrique Peña Nieto, Fernando Gómez Mont y Beatriz Paredes para evitar las alianzas electorales del PAN con el PRD, ahora fue el PRI el que por cuestiones electorales traicionó el compromiso en materia laboral signado con el PAN, con el que Javier Lozano ya se relamía los bigotes.
¡A otro perro con ese hueso! El Partido de la Revolución Democrática, por cuestiones de congruencia ideológica, y no por razones de coyuntura electoral, ha estado en contra de las reformas en la materia que presentaron en su momento el PAN y PRI.
El secretario del Trabajo debe hacerse responsable de sus actos, pues el intentar encandilar al PRD en un tema en el que fue evidentemente derrotado por el PRI, sólo demuestran una vez más que no tiene los tamaños para ser el “gallo” que el PAN necesita de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.
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