LEPPO, Siria.- Con impactos de bala en la cabeza y las manos atadas a la espalda , más de un centenar de cadáveres aparecieron ayer amontonados junto a un pequeño canal en las afueras de la ciudad siria de Aleppo, en el norte del país, según denunciaron activistas de la oposición, que culparon al régimen de Bashar al-Assad de la masacre.
El caos que reina en Siria, un país que lleva 22 meses desangrándose, hace imposible confirmar qué bando es el responsable de esta nueva matanza. Tanto las fuerzas del gobierno como los rebeldes fueron acusados por grupos de derechos humanos de realizar ejecuciones sumarias en un conflicto en el que ya perdieron la vida más de 60.000 personas.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una ONG opositora con sede en Londres, los cadáveres corresponden a jóvenes vestidos de civil. "Fueron ejecutados de un disparo en la cabeza y la mayoría tenían las manos atadas a la espalda", señalaron fuentes del OSDH. Los cadáveres fueron hallados en un canal del río Quweiq que separa Bustan al-Kasr y Ansari, dos barrios en manos de los rebeldes.
Abu Sada, capitán del Ejército Libre Sirio (ELS), dijo haber recuperado 68 cadáveres. "Debe haber más de 100, aún quedan muchos dentro del río y estamos tratando de recuperarlos", dijo Sada. "Todos fueron ejecutados por el régimen", añadió. Sin embargo, un responsable de los servicios de seguridad del régimen señaló que se trata de ciudadanos de Bustan al-Kasr "que fueron secuestrados por grupos terroristas después de ser acusados de estar a favor del régimen". "Fueron ejecutados durante la madrugada y lanzaron sus cuerpos al río", agregó.
Se trata del último descubrimiento de una masacre en Siria, donde el régimen reprimió violentamente la revuelta popular que comenzó en marzo de 2011, que derivó en una guerra entre las tropas gubernamentales y los desertores, ayudados por civiles armados y jihadistas llegados del extranjero. Más de 700.000 personas huyeron del país desde que empezó el conflicto, según los registros de las Naciones Unidas.
Los rebeldes ingresaron en Aleppo, la ciudad más poblada de Siria, en el verano boreal, pero sus avances fueron contenidos por las fuerzas del régimen. La ciudad está dividida casi por igual entre los dos bandos.
La ONU advirtió anteayer que no podrá ayudar a cientos de miles de sirios afectados por la guerra sin más dinero y pidió donaciones para una conferencia que se realizará esta semana en Kuwait con el objetivo de recaudar 1500 millones de dólares.
En tanto, el presidente norteamericano, Barack Obama, dijo ayer que autorizó 155 millones de dólares adicionales en comida, insumos médicos y ropa para los refugiados sirios. Estados Unidos ya destinó a Siria más de 200 millones de dólares en ayuda humanitaria.
Por otra parte, Al-Assad anunció ayer que será padre por cuarta vez, según informó el diario libanés favorable al régimen Al Akhbar. El diario afirmó que el mandatario sirio compartió la noticia con "visitantes árabes" no especificados.
El caos que reina en Siria, un país que lleva 22 meses desangrándose, hace imposible confirmar qué bando es el responsable de esta nueva matanza. Tanto las fuerzas del gobierno como los rebeldes fueron acusados por grupos de derechos humanos de realizar ejecuciones sumarias en un conflicto en el que ya perdieron la vida más de 60.000 personas.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una ONG opositora con sede en Londres, los cadáveres corresponden a jóvenes vestidos de civil. "Fueron ejecutados de un disparo en la cabeza y la mayoría tenían las manos atadas a la espalda", señalaron fuentes del OSDH. Los cadáveres fueron hallados en un canal del río Quweiq que separa Bustan al-Kasr y Ansari, dos barrios en manos de los rebeldes.
Abu Sada, capitán del Ejército Libre Sirio (ELS), dijo haber recuperado 68 cadáveres. "Debe haber más de 100, aún quedan muchos dentro del río y estamos tratando de recuperarlos", dijo Sada. "Todos fueron ejecutados por el régimen", añadió. Sin embargo, un responsable de los servicios de seguridad del régimen señaló que se trata de ciudadanos de Bustan al-Kasr "que fueron secuestrados por grupos terroristas después de ser acusados de estar a favor del régimen". "Fueron ejecutados durante la madrugada y lanzaron sus cuerpos al río", agregó.
Se trata del último descubrimiento de una masacre en Siria, donde el régimen reprimió violentamente la revuelta popular que comenzó en marzo de 2011, que derivó en una guerra entre las tropas gubernamentales y los desertores, ayudados por civiles armados y jihadistas llegados del extranjero. Más de 700.000 personas huyeron del país desde que empezó el conflicto, según los registros de las Naciones Unidas.
Los rebeldes ingresaron en Aleppo, la ciudad más poblada de Siria, en el verano boreal, pero sus avances fueron contenidos por las fuerzas del régimen. La ciudad está dividida casi por igual entre los dos bandos.
La ONU advirtió anteayer que no podrá ayudar a cientos de miles de sirios afectados por la guerra sin más dinero y pidió donaciones para una conferencia que se realizará esta semana en Kuwait con el objetivo de recaudar 1500 millones de dólares.
En tanto, el presidente norteamericano, Barack Obama, dijo ayer que autorizó 155 millones de dólares adicionales en comida, insumos médicos y ropa para los refugiados sirios. Estados Unidos ya destinó a Siria más de 200 millones de dólares en ayuda humanitaria.
Por otra parte, Al-Assad anunció ayer que será padre por cuarta vez, según informó el diario libanés favorable al régimen Al Akhbar. El diario afirmó que el mandatario sirio compartió la noticia con "visitantes árabes" no especificados.
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