Corría el minuto 76. La caprichosa suerte había impactado en forma de balón en la humanidad de Julio Gómez tras un tiro de esquina cobrado por Jorge Espericueta, que a la postre la FIFA se lo asignó al segundo, es decir, un gol olímpico. Pero eso era lo de menos.

Gómez había chocado aparatosa y accidentalmente con Rani Khedira (sí, hermano del que milita en Real Madrid), acción que llevó a ambos a retirarse del campo con la cabeza abierta. A México se le habían agotado los tres cambios. Cualquier otro habría preferido desplazarse hasta el hospital más cercano a curarse, menos un soldado adscrito no a sus deberes, sino a su bandera.

Veleidosa como pocas, la ironía irrumpió. Frente a Alemania, la bestia negra de los aztecas en mundiales mayores, se rescribía la historia. Si un brazo roto no le impidió a Franz Beckenbauer renunciar al denominado "Partido del Siglo" por la FIFA versus Italia (3-4) en México 1970, Gómez, un 'Kaiser' orgullosamente y cien por ciento mexicano, tampoco podía.

Mugroso, ensangrentado y con una cinta en su cabeza que le estorbaba la vista cual héroe patrio, se suspendió en el aire y ejecutó una chilena espectacular en plena área chica que condensaba una épica voltereta frente a una intrépida Alemania, que hizo sudar algo más que sudor a hinchas, jugadores y cuerpo técnico anfitriones.

México había comenzado con los arrestos que le inyecta el factor localía en los primeros minutos de todos los encuentros que ha disputado en el certamen. Apenas a los tres minutos causó estragos a una defensa teutona dormida. El autor del doblete se anticipó a la marca y remató débil de cabeza, aunque un estático Odisseas Vladchodimos permitió al balón su lento recorrido hacia las redes.

Pero así como aconteció frente a Congo, Holanda y Francia, los de casa sucumbieron ante el nerviosismo y demostraron su nula capacidad para controlar o administrar los marcadores favorables.



El capitán Antonio Briseño cometió un grosero error en la salida cuando ya tenía ganada la pelota, pero perdió ante la presión de Samed Yesil, quien en cuanto recuperó, tiró cerca de la media luna angulado e imposible para Richard Sánchez a los 10 minutos.

Los 35' restantes, la pequeña Mannschaft se dedicó a dominar a sus rivales y contar con las opciones más peligrosas; sin embargo, a Yesil y Emir Can se les cayó la tiza de sus botines, por lo que erraron inclusive con el marco abierto.

El ariete de Bayer Leverkusen mandó a un costado de la cabaña un globo con el que intentó techar a Sánchez, que abandonó apresuradamente los tres postes para enmendar otra espantosa pifia de Carlos Guzmán.

Durante el segundo tiempo, 'La Verde' volvió a saltar al césped con una actitud ofensiva. México era amo y señor de las acciones; no obstante, Can tomó la de gajos en la medular y posteriormente de regatear al par de centrales, se barrió y la mandó a guardar a las redes.

El sueño parecía disgregarse hasta que Gómez labró su nombre en letras de oro en los anales del balompié de su país, con base en su epopeya.

Final feliz para México a medias, pues todavía falta Uruguay en el cotejo definitivo que se llevará a cabo en el Estadio Azteca el domingo 10 del presente mes. A reserva de solventar al campeón, lo único certero es que Latinoamérica practica el mejor fútbol en esta categoría.
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