El Santo era un héroe pero no un santo. Tenía debilidades propias de lo humano, pero, como Alejandro Encinas, habría resistido a las tentaciones de las alianzas espurias como alguna vez aguantó los encantos de voluptuosas mujeres vampiro. Así, a fuerza de hurracarranas y martinetes, el Santo Claus de la política nacional se debate en el ring contra Los Chuchos, super porkys, hermanados a los exóticos blanquiazules. Desde la tercera cuerda se abalanzó sobre los contrincantes, mientras escuchaba los gritos de aliento del Peje y su Morena desde el graderío (“¡Arriba los rudos, los rudos, los rudos”!) y Marchelo Ebrard pedía piedad para los aliancistas depravados (“¡No los mates del todo, deja algo pa’ los buitres!”).
Ahora, mientras se prepara para cuando la arena esté de bote en bote y tenga que enfrentarse a Eruviel Ávila, el terror de los niños bien, por las inspiraciones pasadas Encinas tendría que salir al quite para impedir que el Hijo del Santo bloquee la proyección de El vampiro y el sexo —película insospechada del Santo con desnudos incluidos— ahora que se ha puesto peor que la jueza Lobo. Mínimo.
Unos antecedentes. Rezaba el rumor de que un lugar de un gran país había una película secreta del Enmascarado de Plata con encueradas y toda la cosa. Algo que no podía sino alimentar la admiración por el Santo, quien, ya de por sí, se había enfrentado a una invasión extraterrestre donde las marcianas eran encarnadas por la muy venerable Eva Norvind.
Las lenguas viperinas alegaban que esa legendaria filmación sólo se había hecho para consumo europeo y gringo, pues México no estaba preparado para que el héroe del pancracio apareciera en situaciones tan candentes.
Hoy sabemos que el filme existió, que lo que me contaban con voz baja mis maestros de cine sobre El vampiro y el sexo era cierto, y que, a punto de exhibirse en el Festival Internacional del Cine de Guadalajara, fue detenido por el mismísimo Hijo del Santo, poniéndose panista y alegando que no quería manchar el nombre de su padre, como si éste fuera un presunto culpable.
Lo más curioso es que el Santo jamás sale junto a las desnudistas, pues, como ha contado El Caballo Rojas, quien allí aparece, los productores hacían esas tomas a calzón quitado sin que él lo supiera. O sea que el alegato moral es muy dudoso. ¿No será puro bisne?
El Santo no era un santo, y aunque fue el rey de los técnicos, un día fue rudo, rudo, rudísimo. Así, quizá alguna vez quiera Encinas pasarse al lado oscuro de las alianzas, sólo para despeinar a Dorian Gel Peñanieto mandando a la lona con una encapuchada a un Eruviel que se siente 1000% guapo.
www.twitter.com/jairocalixto
Ahora, mientras se prepara para cuando la arena esté de bote en bote y tenga que enfrentarse a Eruviel Ávila, el terror de los niños bien, por las inspiraciones pasadas Encinas tendría que salir al quite para impedir que el Hijo del Santo bloquee la proyección de El vampiro y el sexo —película insospechada del Santo con desnudos incluidos— ahora que se ha puesto peor que la jueza Lobo. Mínimo.
Unos antecedentes. Rezaba el rumor de que un lugar de un gran país había una película secreta del Enmascarado de Plata con encueradas y toda la cosa. Algo que no podía sino alimentar la admiración por el Santo, quien, ya de por sí, se había enfrentado a una invasión extraterrestre donde las marcianas eran encarnadas por la muy venerable Eva Norvind.
Las lenguas viperinas alegaban que esa legendaria filmación sólo se había hecho para consumo europeo y gringo, pues México no estaba preparado para que el héroe del pancracio apareciera en situaciones tan candentes.
Hoy sabemos que el filme existió, que lo que me contaban con voz baja mis maestros de cine sobre El vampiro y el sexo era cierto, y que, a punto de exhibirse en el Festival Internacional del Cine de Guadalajara, fue detenido por el mismísimo Hijo del Santo, poniéndose panista y alegando que no quería manchar el nombre de su padre, como si éste fuera un presunto culpable.
Lo más curioso es que el Santo jamás sale junto a las desnudistas, pues, como ha contado El Caballo Rojas, quien allí aparece, los productores hacían esas tomas a calzón quitado sin que él lo supiera. O sea que el alegato moral es muy dudoso. ¿No será puro bisne?
El Santo no era un santo, y aunque fue el rey de los técnicos, un día fue rudo, rudo, rudísimo. Así, quizá alguna vez quiera Encinas pasarse al lado oscuro de las alianzas, sólo para despeinar a Dorian Gel Peñanieto mandando a la lona con una encapuchada a un Eruviel que se siente 1000% guapo.
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