“Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, es la frase por la que invariablemente se recuerda a Benito Juárez, el también llamado, “Benemérito de las Américas”, y de quien este jueves se cumplen 141 años de su muerte, ocurrida el 18 de julio de 1872.
Benito Pablo Juárez García vino a este mundo el 21 de marzo de 1806, en San Pablo Guelatao, Oaxaca. Proveniente de una familia indígena, quedó huérfano cuando cursaba sus primeros estudios en su pueblo natal.
De acuerdo con datos del sitio electrónico especializado “biografiasyvidas”, a los 13 años, el pequeño Benito viajó a Oaxaca donde fue protegido de Antonio Salanueva, quien lo ayudó a estudiar en el Seminario de la Santa Cruz y 1828 en el Instituto de Ciencias y Artes.
En 1831, con 25 años, Benito Juárez fue elegido regidor del ayuntamiento de Oaxaca y al año siguiente, diputado al Congreso del Estado donde se caracterizó por defender los intereses de los ciudadanos, lo que le valió en 1846 ser elegido diputado por Oaxaca ante el Congreso de la Unión.
El crecimiento del joven político era evidente, en 1831 fue elegido gobernador de su estado natal, cargo en el que permaneció hasta 1852, refiere la fuente.
Opositor al tratado de Guadalupe-Hidalgo, por el que México perdió vastas zonas de su territorio en favor de Estados Unidos, Juárez se unió a las filas liberales y en la defensa de un proyecto federalista.
Sin embargo, con la llegada de los conservadores al poder en 1853 acaudillados por el general Santa Anna, Juárez se exilió en Cuba, donde permaneció dos años.
A su regreso, cuentan, se adhirió al Plan de Ayutla y al triunfar el pronunciamiento fue designado consejero de Estado.
Con la llegada a la presidencia de Ignacio Comonfort fue nombrado ministro de Justicia, puesto en el que se dedicó a promulgar una serie de leyes que reestablecían las libertades de enseñanza, imprenta y trabajo, y anulaban las prerrogativas del clero y el Ejército.
Sus disposiciones legislativas, que inspiraron la Constitución de 1857, de corte liberal, motivaron la reacción de los conservadores, quienes se pronunciaron al año siguiente en el Plan de Tacubaya. Comonfort pactó con ellos, dio un golpe de Estado y buscó encarcelar a Juárez, acción que derivó en la Guerra de Reforma.
No obstante, Juárez consiguió huir y fue nombrado el presidente legítimo, de acuerdo con la Constitución y estableció el gobierno en Veracruz, donde expidió las Leyes de Reforma y proclamó una Constitución que fue considerada más radical que la anterior.
Los liberales con ayuda de Estados Unidos derrotaron a los conservadores en 1860, sin embargo, las dificultades económicas obligaron al presidente a suspender el pago de la deuda externa, mediada que motivó la intervención del Reino Unido, España y Francia, en 1861.
Las primeras dos potencias se retiraron luego de las promesas del mandatario, pero Francia decidió invadir México en 1863.
Ante la instauración del Imperio de Maximiliano, al año siguiente Benito Juárez se retiró a Paso del Norte y desde allí organizó la resistencia. Luego de tres años de guerra entró en la capital y ordenó fusilar a Maximiliano I, en Querétaro.
Por séptima vez, en agosto de 1867, Benito Juárez nuevamente fue ungido presidente. En este periodo en el que México se encontraba empobrecido restauró la República federal y, al tiempo que daba vigencia a las Leyes de Reforma, adoptó una serie de medidas para fortalecer la autoridad presidencial.
En 1872 a pesar de las dificultades económicas, de la hostilidad del Congreso y de numerosos pronunciamientos, Juárez fue reelecto por octava y última ocasión, ya que después Sebastián Lerdo de Tejada, quien fundó el Partido Lerdista, se alió con Porfirio Díaz y juntos se alzaron contra Juárez.
De acuerdo con la página en Internet “bicentenario.gob.mx”, el 18 de julio de 1872, Benito Juárez se quejó de un fuerte dolor de pecho que fue empeorando con el paso de las horas y finalmente a las 11 de la noche perdió la vida.
Su cadáver fue expuesto los días 20, 21 y 22 en el Salón de Embajadores de Palacio Nacional, donde cuatro francmasones montaron guardia de honor por orden de su Gran Logia.
Benito Pablo Juárez García vino a este mundo el 21 de marzo de 1806, en San Pablo Guelatao, Oaxaca. Proveniente de una familia indígena, quedó huérfano cuando cursaba sus primeros estudios en su pueblo natal.
De acuerdo con datos del sitio electrónico especializado “biografiasyvidas”, a los 13 años, el pequeño Benito viajó a Oaxaca donde fue protegido de Antonio Salanueva, quien lo ayudó a estudiar en el Seminario de la Santa Cruz y 1828 en el Instituto de Ciencias y Artes.
En 1831, con 25 años, Benito Juárez fue elegido regidor del ayuntamiento de Oaxaca y al año siguiente, diputado al Congreso del Estado donde se caracterizó por defender los intereses de los ciudadanos, lo que le valió en 1846 ser elegido diputado por Oaxaca ante el Congreso de la Unión.
El crecimiento del joven político era evidente, en 1831 fue elegido gobernador de su estado natal, cargo en el que permaneció hasta 1852, refiere la fuente.
Opositor al tratado de Guadalupe-Hidalgo, por el que México perdió vastas zonas de su territorio en favor de Estados Unidos, Juárez se unió a las filas liberales y en la defensa de un proyecto federalista.
Sin embargo, con la llegada de los conservadores al poder en 1853 acaudillados por el general Santa Anna, Juárez se exilió en Cuba, donde permaneció dos años.
A su regreso, cuentan, se adhirió al Plan de Ayutla y al triunfar el pronunciamiento fue designado consejero de Estado.
Con la llegada a la presidencia de Ignacio Comonfort fue nombrado ministro de Justicia, puesto en el que se dedicó a promulgar una serie de leyes que reestablecían las libertades de enseñanza, imprenta y trabajo, y anulaban las prerrogativas del clero y el Ejército.
Sus disposiciones legislativas, que inspiraron la Constitución de 1857, de corte liberal, motivaron la reacción de los conservadores, quienes se pronunciaron al año siguiente en el Plan de Tacubaya. Comonfort pactó con ellos, dio un golpe de Estado y buscó encarcelar a Juárez, acción que derivó en la Guerra de Reforma.
No obstante, Juárez consiguió huir y fue nombrado el presidente legítimo, de acuerdo con la Constitución y estableció el gobierno en Veracruz, donde expidió las Leyes de Reforma y proclamó una Constitución que fue considerada más radical que la anterior.
Los liberales con ayuda de Estados Unidos derrotaron a los conservadores en 1860, sin embargo, las dificultades económicas obligaron al presidente a suspender el pago de la deuda externa, mediada que motivó la intervención del Reino Unido, España y Francia, en 1861.
Las primeras dos potencias se retiraron luego de las promesas del mandatario, pero Francia decidió invadir México en 1863.
Ante la instauración del Imperio de Maximiliano, al año siguiente Benito Juárez se retiró a Paso del Norte y desde allí organizó la resistencia. Luego de tres años de guerra entró en la capital y ordenó fusilar a Maximiliano I, en Querétaro.
Por séptima vez, en agosto de 1867, Benito Juárez nuevamente fue ungido presidente. En este periodo en el que México se encontraba empobrecido restauró la República federal y, al tiempo que daba vigencia a las Leyes de Reforma, adoptó una serie de medidas para fortalecer la autoridad presidencial.
En 1872 a pesar de las dificultades económicas, de la hostilidad del Congreso y de numerosos pronunciamientos, Juárez fue reelecto por octava y última ocasión, ya que después Sebastián Lerdo de Tejada, quien fundó el Partido Lerdista, se alió con Porfirio Díaz y juntos se alzaron contra Juárez.
De acuerdo con la página en Internet “bicentenario.gob.mx”, el 18 de julio de 1872, Benito Juárez se quejó de un fuerte dolor de pecho que fue empeorando con el paso de las horas y finalmente a las 11 de la noche perdió la vida.
Su cadáver fue expuesto los días 20, 21 y 22 en el Salón de Embajadores de Palacio Nacional, donde cuatro francmasones montaron guardia de honor por orden de su Gran Logia.
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