El agua hierve y el líder del PRI disimula que se está cociendo. Quien lo niegue, se equivoca.
La detención fugaz de Héctor Javier Villarreal, ex secretario de Finanzas de Coahuila, es una muestra de cómo el panismo, desde el gobierno, va cerrando la pinza en contra de Enrique Peña Nieto… Y, de paso, en contra de Humberto Moreira.
Al coctel explosivo, agréguese otro ingrediente: la detención de Serg
io Ricardo Fuentes Flores, ex administrador general de políticas públicas del SAT coahuilense.
No importa si esos señores logran la libertad bajo fianza o salen de la prisión. La imagen de Villarreal, con la ficha policiaca al cuello, es un maravilloso póster de regalo para la campaña de Ernesto Cordero.
Porque ahora, el aspirante panista ya tiene la burra, y los pelos en la mano.
Jurídicamente podrá resolverse el llamado “moreirazo”. Pero políticamente esa misma solución complica el caso contra El Profe coahuilense.
Si condenan y encarcelan a Villarreal y Fuentes Flores no se habrá hecho justicia, se habrá probado una complicidad. Si los dejan libres, se habrán demostrado complicidad e impunidad.
Los denunciantes subrayan dos aspectos de la situación: la deuda en sí y la forma como fue contratada. Lo primero no tiene importancia. Lo segundo sí, por la probable falsificación de documentos para conseguir tres mil millones de pesos en créditos, que podría derivar en fraude.
Pero más que judicial, insisto, el asunto es político.
No debemos olvidar que el odio panista contra Humberto Moreira viene desde que su hermano andaba en plena campaña contra el compadre de Felipe Calderón. Recuerdo que entonces los panistas sacaron las castañas del fuego con la mano de Federico Döring, quien, según dicen, es un “porro” mediático; una especie de Noroña blanquiazul.
Total, Ernesto Cordero salta de júbilo. ¿Dirá que va arando con los bueyes de Moreira? No lo sé, pero seguro repetirá lo que dijo en Guanajuato cuando se le sumaron los adherentes de la fenecida candidatura de Alonso Lujambio: “Chango viejo no aprende maroma nueva… El Nuevo PRI es igual al viejo PRI, nada más véanlos...”
José Cárdenas
Lo quieran admitir o no, la campaña contra el PRI, desde el gobierno y el PAN, es otro apretón de tuerca contra Humberto Moreira.
MONJE LOCO. Felipe El Tibio Muñoz debería renunciarle a Mario Vázquez Raña y retirarse por vergüenza. El ex nadador (nada de nada) dejó una manchota de grasa en el mantel de los Juegos Pana-mexicanos. Perdón, Panamericanos. Lo que pasó en Guadalajara es de pena ajena. Además de calentarse con la clavadista Paola Espinosa por un traje de baño, El Tibio terminó frío por culpa de su hermano incómodo. Sí, el “revendedor”. ¡Pobrecito! Deberíamos hacerle una “coperacha” y comprarle boletos para ver Los Miserables. Punto y aparte. El tiempo michoacano se agota. Sólo faltan 14 días para las elecciones. Los numeritos, como pulgas, brincan en el petate de Fausto Vallejo. Lo de menos es la comezón. Según el Gabinete de Comunicación Estratégica, Cocoa Calderón (PAN-PANAL) suma 39.5%; Fausto (PRI-Verde) 28.2% y, a la cola, Silvano Aureoles (PRD, PT, ex Convergencia), alcanza 20.6%. Ya se sabe, ya se supo…
Excelsior.
La detención fugaz de Héctor Javier Villarreal, ex secretario de Finanzas de Coahuila, es una muestra de cómo el panismo, desde el gobierno, va cerrando la pinza en contra de Enrique Peña Nieto… Y, de paso, en contra de Humberto Moreira.
Al coctel explosivo, agréguese otro ingrediente: la detención de Serg
io Ricardo Fuentes Flores, ex administrador general de políticas públicas del SAT coahuilense.
No importa si esos señores logran la libertad bajo fianza o salen de la prisión. La imagen de Villarreal, con la ficha policiaca al cuello, es un maravilloso póster de regalo para la campaña de Ernesto Cordero.
Jurídicamente podrá resolverse el llamado “moreirazo”. Pero políticamente esa misma solución complica el caso contra El Profe coahuilense.
Si condenan y encarcelan a Villarreal y Fuentes Flores no se habrá hecho justicia, se habrá probado una complicidad. Si los dejan libres, se habrán demostrado complicidad e impunidad.
Los denunciantes subrayan dos aspectos de la situación: la deuda en sí y la forma como fue contratada. Lo primero no tiene importancia. Lo segundo sí, por la probable falsificación de documentos para conseguir tres mil millones de pesos en créditos, que podría derivar en fraude.
Pero más que judicial, insisto, el asunto es político.
No debemos olvidar que el odio panista contra Humberto Moreira viene desde que su hermano andaba en plena campaña contra el compadre de Felipe Calderón. Recuerdo que entonces los panistas sacaron las castañas del fuego con la mano de Federico Döring, quien, según dicen, es un “porro” mediático; una especie de Noroña blanquiazul.
Total, Ernesto Cordero salta de júbilo. ¿Dirá que va arando con los bueyes de Moreira? No lo sé, pero seguro repetirá lo que dijo en Guanajuato cuando se le sumaron los adherentes de la fenecida candidatura de Alonso Lujambio: “Chango viejo no aprende maroma nueva… El Nuevo PRI es igual al viejo PRI, nada más véanlos...”
José Cárdenas
Lo quieran admitir o no, la campaña contra el PRI, desde el gobierno y el PAN, es otro apretón de tuerca contra Humberto Moreira.
MONJE LOCO. Felipe El Tibio Muñoz debería renunciarle a Mario Vázquez Raña y retirarse por vergüenza. El ex nadador (nada de nada) dejó una manchota de grasa en el mantel de los Juegos Pana-mexicanos. Perdón, Panamericanos. Lo que pasó en Guadalajara es de pena ajena. Además de calentarse con la clavadista Paola Espinosa por un traje de baño, El Tibio terminó frío por culpa de su hermano incómodo. Sí, el “revendedor”. ¡Pobrecito! Deberíamos hacerle una “coperacha” y comprarle boletos para ver Los Miserables. Punto y aparte. El tiempo michoacano se agota. Sólo faltan 14 días para las elecciones. Los numeritos, como pulgas, brincan en el petate de Fausto Vallejo. Lo de menos es la comezón. Según el Gabinete de Comunicación Estratégica, Cocoa Calderón (PAN-PANAL) suma 39.5%; Fausto (PRI-Verde) 28.2% y, a la cola, Silvano Aureoles (PRD, PT, ex Convergencia), alcanza 20.6%. Ya se sabe, ya se supo…
Excelsior.
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