El primer mensaje del presidente fue claro y directo, «ataque frontal al crimen organizado»
Manuel Narváez
Manuel Narváez Narváez manuelnarvaezpan@gmail.com
El primer mensaje del presidente fue claro y directo, «ataque frontal al crimen organizado», no sin antes reconocer que sería una guerra que costaría muchas vidas. A casi cuatro años de ese histórico día, dos cosas han resultado muy ciertas: el combate a la delincuencia y mucha sangre. Cualquiera con un mínimo de sentido común supondría que el coraje y determinación del comandante en jefe de las fuerzas armandas vendría acompañado de un diagnóstico de la problemática y una ruta eficiente y efectiva de ataque, con objetivos y plazos definidos; pero no, parece que por los resultados, predominó el deseo y las buenas intenciones por encima de la inteligencia táctica.
Han transcurrido 44 meses de gestión calderonista, en los que se han vivido momentos realmente difíciles para su administración, si, como también han sido tiempos muy duros para la sociedad. Hemos sufrido otra severa crisis económica de la que todavía sentimos sus efectos; los empleos, tema principal de la campaña presidencial, aun siguen sin llegar; Fox prometió un millón anual, hoy se requieren un millón 300 mil; sin embargo, apenas hemos recuperado 400 mil de los 900 mil que se perdieron por la crisis que vino de fuera. La guerra contra la delincuencia ha dejado ya más de 23 mil muertos, la mayoría en las filas de las bandas criminales, según datos del gobierno, y la violencia no cesa, al contrario, se extiende a varias entidades como: Chihuahua, Sinaloa, Guerrero, Veracruz, Tamaulipas, Nuevo León y Michoacán principalmente. Los daños colaterales han sido devastadores, mujeres, hombres, jóvenes y niños han caído bajo el fuego cruzado de las fuerzas policiacas y sicarios, pero también servidores públicos honestos han perdido la vida en el cumplimiento de su deber.
Por los últimos acontecimientos violentos y en visperas de elecciones, no alcanzo a comprender las reiteradas salidas en los medios de comunicación para pedir una y otra vez que necesita de nosotros, que es momento de unidad, que esto que lo otro. Basta ya de convocatorias, lo que queremos son respuestas claras y sencillas a la inseguridad y al desempleo; no queremos seguir escuchando más llamados a reuniones improductivas, esas ya se agotaron en los casos de Fernando Martí, del caso Juárez, del caso Torre. Ya, ya es tiempo de vivir mejor.
Sr. Presidente sé de su interés por ganar esta guerra, pero aun no encuentro una lógica al precio tan alto que estamos pagando por ella. Usted nos pide paciencia y comprensión, unidad y franqueza, las cuales tiene, las tiene desde el momento en que millones de mexicanos le dimos incondicionalmente el voto de confianza; las tiene desde el momento en que legisladores de otros partidos cumplieron con su deber constitucional para que tomara protesta. Usted Sr. presidente ha gozado del respaldo y reconocimiento de la sociedad en general, ya no nos pida más porque el único que tiene las atribuciones y facultades, así como la fuerza del Estado para devolvernos la paz a las calles, es usted y nadie más que usted.
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