MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- Luego de que trascendiera que el general brigadier Juan Manuel Barragán Espinosa pidió a los líderes del cártel de Sinaloa dos relojes de oro y 10 millones de dólares a cambio de reuniones privadas con los más altos mandos del gabinete de Seguridad Pública, el militar aseguró que eso nunca ocurrió y que incluso los denunció en enero ante las autoridades.
El diario Reforma publicó este viernes que Barragán, yerno del general de División Félix Galván López, secretario de la Defensa Nacional en el sexenio de José López Portillo, ofreció sus servicios como intermediario entre el cártel y el actual secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván, la procuradora Marisela Morales y el general Genaro Robles, subjefe operativo del Estado Mayor de la Defensa.
De acuerdo con investigaciones militares y de la PGR a que el periódico tuvo acceso, el Ejército recibió una denuncia anónima el 3 de noviembre de 2011 en la que se advertía que Barragán se reunía con criminales en sus oficinas de Lomas de Sotelo, amén de llevar una vida de lujos.
Barragán, preso en el penal federal del Altiplano, en el Estado de México, admite que recibió en su oficina de Lomas de Sotelo a emisarios de Joaquín El Chapo Guzmán pero que nunca les aceptó dinero y que hasta los denunció ante la Procuraduría Militar.
Al ser detenido el 30 de enero pasado, Barragán declaró ante la SIEDO que los emisarios del cártel de Sinaloa ingresaron a su oficina valiéndose de engaños y que uno de ellos falseó su nombre.
Aseguró que la denuncia contra los narcotraficantes la realizó a mediados de enero ante la mayor de Justicia, Teresa Hernández, por lo que el Ejército tenía conocimiento de la situación.
Sin embargo, interpuso la denuncia cuando la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ya llevaba más de un mes de investigarlo.
Según Reforma, Barragán reconoció que en su oficina de la Dirección General de Personal del Ejército trató con el abogado Jaime Lemus García, pero no sobre litigios de narcotraficantes, como este último lo declaró ante la PGR, sino para negocios de compra venta de bonos de deuda.
“Según las investigaciones del Ejército y la PGR, en diciembre El Chapo Guzmán envió hasta el escritorio del general Barragán a sus representantes Humberto y Óscar Murguía Guerrero, para pedirle que les ayudara a conseguir una cita con el secretario Guillermo Galván.
“La gente del capo le pidió que la reunión con el secretario se hiciera fuera de su oficina, porque en ella seguramente había micrófonos.
“El mensaje que los Murguía llevaban de parte de Guzmán era muy preciso: quería pactar un arreglo con el Ejército que implicara el cese de los operativos militares en el noroeste del país contra el cártel de Sinaloa y la persecución en lo particular del líder de la organización, según la indagatoria PGR/SIEDO/UEITA/004/2012”, detalla el diario.
En un interrogatorio realizado al general brigadier Juan Manuel Barragán en las oficinas de la SIEDO, éste afirmó conocer a Humberto Guerrero Murguía pero no a Aarón López Rubio, ambos supuestos enviados de El Chapo.
Sin embargo, rechazó haber recibido algún regalo o dinero por parte de Guerrero Murguía.
El diario Reforma publicó este viernes que Barragán, yerno del general de División Félix Galván López, secretario de la Defensa Nacional en el sexenio de José López Portillo, ofreció sus servicios como intermediario entre el cártel y el actual secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván, la procuradora Marisela Morales y el general Genaro Robles, subjefe operativo del Estado Mayor de la Defensa.
De acuerdo con investigaciones militares y de la PGR a que el periódico tuvo acceso, el Ejército recibió una denuncia anónima el 3 de noviembre de 2011 en la que se advertía que Barragán se reunía con criminales en sus oficinas de Lomas de Sotelo, amén de llevar una vida de lujos.
Barragán, preso en el penal federal del Altiplano, en el Estado de México, admite que recibió en su oficina de Lomas de Sotelo a emisarios de Joaquín El Chapo Guzmán pero que nunca les aceptó dinero y que hasta los denunció ante la Procuraduría Militar.
Al ser detenido el 30 de enero pasado, Barragán declaró ante la SIEDO que los emisarios del cártel de Sinaloa ingresaron a su oficina valiéndose de engaños y que uno de ellos falseó su nombre.
Aseguró que la denuncia contra los narcotraficantes la realizó a mediados de enero ante la mayor de Justicia, Teresa Hernández, por lo que el Ejército tenía conocimiento de la situación.
Sin embargo, interpuso la denuncia cuando la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ya llevaba más de un mes de investigarlo.
Según Reforma, Barragán reconoció que en su oficina de la Dirección General de Personal del Ejército trató con el abogado Jaime Lemus García, pero no sobre litigios de narcotraficantes, como este último lo declaró ante la PGR, sino para negocios de compra venta de bonos de deuda.
“Según las investigaciones del Ejército y la PGR, en diciembre El Chapo Guzmán envió hasta el escritorio del general Barragán a sus representantes Humberto y Óscar Murguía Guerrero, para pedirle que les ayudara a conseguir una cita con el secretario Guillermo Galván.
“La gente del capo le pidió que la reunión con el secretario se hiciera fuera de su oficina, porque en ella seguramente había micrófonos.
“El mensaje que los Murguía llevaban de parte de Guzmán era muy preciso: quería pactar un arreglo con el Ejército que implicara el cese de los operativos militares en el noroeste del país contra el cártel de Sinaloa y la persecución en lo particular del líder de la organización, según la indagatoria PGR/SIEDO/UEITA/004/2012”, detalla el diario.
En un interrogatorio realizado al general brigadier Juan Manuel Barragán en las oficinas de la SIEDO, éste afirmó conocer a Humberto Guerrero Murguía pero no a Aarón López Rubio, ambos supuestos enviados de El Chapo.
Sin embargo, rechazó haber recibido algún regalo o dinero por parte de Guerrero Murguía.
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