En una nación donde algunos sacerdotes optan por mantenerse callados ante los carteles de las drogas y el poder oficial, Vera evidentemente no tiene miedo de hablar.

El obispo de pelo cano se dirigió ante unos 7.000 creyentes reunidos en un estadio de béisbol en este estado norteño azotado por la violencia, encabezando la homilía y recitando las oraciones, que fueron repetidas por la multitud. Después alzó la voz.
Raúl Vera: obispo y defensor de los derechos de migrantes y homosexualesLos políticos tienen vínculos con el crimen organizado, manifestó el obispo Raúl Vera durante la inauguración del Año de la Fe de la Iglesia Católica. Los intentos de los legisladores para frenar el lavado de dinero son débiles intencionalmente. Las nuevas reformas laborales son un mecanismo para esclavizar a los trabajadores mexicanos.
Cómo es posible que los mexicanos sigan a gobernantes que "son los que han dejado crecer al crimen organizado, son los que han permitido hacer lo que hacen impunemente porque no hay procuración de justicia en este país", manifestó Vera.
En una nación donde algunos sacerdotes optan por mantenerse callados ante los carteles de las drogas y el poder oficial, Vera evidentemente no tiene miedo de hablar. Esto lo convierte en una voz discordante de importancia en un país donde la Iglesia Católica a menudo es cómplice de los poderosos, y donde el cinismo de la política es generalizado y corrosivo.
El campo de acción de Vera es una amplia franja del estado de Coahuila, fronterizo con Texas, que se ha convertido en feudo del cartel de los Zetas.
En Coahuila fue asesinado en octubre el sobrino del gobernador mientras que el ex gobernador, el padre de la víctima, renunció el año pasado como líder del partido político que acaba de regresar al poder con el presidente Enrique Peña Nieto, que tomó posesión a principios de diciembre.
Pero el obispo de Saltillo eleva su voz más allá de su territorio, en especial cuando opina sobre asuntos como la violencia del narcotráfico, la vulnerabilidad de los inmigrantes y los derechos de las personas homosexuales.
A finales de 2007, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México condenó las amenazas de muerte contra Vera y un robo en las oficinas de derechos humanos de la diócesis.
Al año siguiente, después de que Coahuila se convirtiera en el primer estado mexicano que autorizó las uniones civiles a las parejas de personas del mismo sexo —acción que recibió la aprobación del obispo_, Vera fue invitado a pronunciar un discurso ante una conferencia de una organización católica de gays y lesbianas en Estados Unidos. En 2010, Vera fue galardonado con un premio de derechos humanos en Noruega.
Detractores anónimos de Vera han colgado pancartas afuera de la catedral, exigiendo lo que describen como un verdadero obispo católico. En 2011, Vera, de 67 años, fue llamado al Vaticano para que explicara un programa de asistencia de la iglesia dirigido a jóvenes homosexuales.
Natalia Niño, presidenta de la asociación Familias Mundi en Saltillo, dijo a la Agencia Noticiosa Católica que Vera ha prestado demasiada atención al apoyo para la comunidad gay.
El compromiso pastoral con las personas homosexuales es necesario y bien recibido, pero no a expensas de la familia ni de un sólido plan pastoral a favor del matrimonio y la familia, agregó.
Vera, quien ha utilizado escoltas, dijo que a pesar de las críticas y amenazas renunciaría a una seguridad similar, que afirmó es inusitada y mal vista en Saltillo.
El sacerdote dijo que no es la única persona expuesta al peligro, hay mucha más, como las que trabajan con los inmigrantes o las que actúan a favor de los desaparecidos. Se preguntó ¿cómo podía él quedar protegido y los demás no?
La Conferencia del Episcopado Mexicano no respondió a las insistentes peticiones para una entrevista sobre Vera. La jerarquía católica en México emitió en 2010 un comunicado en el que felicitó al obispo por el premio de derechos humanos que le fue entregado. En 2011, la Iglesia condenó las amenazas anónimas proferidas contra él.
A menudo la oficina de Vera aumenta el peso de las palabras de éste, en especial cuando habla de los derechos humanos, dijo Emiliano Ruiz Parra, periodista mexicano y autor de un nuevo libro que describe a Vera y otras "ovejas negras" de la Iglesia Católica en México.
"Yo pensaría que es de los defensores de derechos humanos con menos medias tintas en el país, que dice las cosas como son", dijo Parra antes de la asunción presidencial de Peña Nieto. "No tiene miedo, por ejemplo, de confrontarse con el presidente, sea el que se va o con el electo", apuntó.
La homilía de Vera en un domingo de octubre en Monclova incluyó una crítica larga hacia la presunta compra de votos mediante la entrega de tarjetas para que los recipientes adquirieran cosas en tiendas y que según los detractores fueron distribuidas por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Según versiones de prensa, el obispo dijo a la multitud que el crimen organizado financió las tarjetas y ayudó a la victoria de Peña Nieto. Vera describió como "colaboradores" a todos los que recibieron la tarjeta a cambio de su voto.
Lo que se ve ahora no es más que el reacomodo de los grupos criminales con los nuevos equipos del gobierno, dijo Vera después cuando se dirigía a Saltillo para dirigir otra misa. Los grupos del hampa siempre tienen sus acuerdos con aquellos que están en los gobiernos estatales, en el gobierno federal, aseveró.
Saltillo, un centro industrial en el desierto a una hora de camino al oeste de Monterrey, había sido siempre un lugar tranquilo en México que se distinguía por su manufactura automovilística y un museo moderno que detalla exhaustivamente el terreno circundante.
En los últimos años, sin embargo, la zona cayó víctima de la violencia del narcotráfico que acucia otras regiones de México.
En 2011, el estado registró 729 homicidios, en comparación con 449 el año anterior y 107 en 2006, según cifras preliminares que el gobierno difundió en el tercer trimestre. Cuatro cadáveres fueron encontrados colgando a principios de diciembre de un puente en Saltillo.
Hasta que el sobrino del gobernador Rubén Moreira fue asesinado a principios de octubre, la clase política mostró poca preocupación hacia la violencia, señaló Vera.
"El miedo por las condiciones que está pasando México ante la inseguridad, ante tanta violencia, nos lleva estar en el silencio y Don Raúl es una voz fuerte que dice lo que el resto no nos atrevemos a decir por miedo", afirmó María Luz López Morales, quien dirige programas de alfabetización para mujeres en las zonas rurales en las afueras de Monclova. López Morales, amiga del obispo y una atea declarada, dijo que siempre le preocupa la seguridad de Raúl Vera.
Venía del sur
Vera llegó en el 2000 a Saltillo, procedente del estado de Chiapas, sur de México. En Chiapas era el obispo conjunto en una diócesis profundamente dividida. En aquel entonces, los rebeldes zapatistas se encontraban en conflicto con las fuerzas del gobierno. Vera llegó a Monclova con la reputación de un luchador social.
El obispo dijo que desde su llegada a Monclova procedente de Chiapas, como no era una persona que apoyaría al gobierno, la autoridad decidió que era necesario refrenarle la imagen.
Puso como ejemplo la cobertura crítica hacia su persona que hizo una red televisiva local en la que un presentador exhibió un retrato de Vera rodeado por las llamas de la condenación eterna. Vera dijo que cree que el presentador fue pagado para hacer el trabajo del gobierno.
En febrero de 2006, Vera celebró una misa en la mina de carbón de Pasta de Conchos, en la que habían muerto 65 mineros. Vera pasó días con las familias de los mineros fallecidos y juntos insistieron ante los dueños de la mina, las autoridades y líderes sindicales sobre las peligrosas condiciones laborales en el lugar.
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