Científicos de Massachusetts probaron con éxito un dispositivo subcutáneo que administra medicamentos en forma regular.
Ni montones de pastillitas de colores en la cartera, ni detestables jeringas, ni alarmas a cada hora anunciando la hora de tomar un medicamento. Ambas situaciones podrían evitarse, si los recientes hallazgos de las pruebas realizadas por investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts y la empresa MicroChips continúan arrojando resultados favorables.
Un pequeño chip subcutáneo que es implantado en humanos para administrar medicamentos regularmente, fue uno de los avances más llamativos de la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencias, que se celebra todos los años en Vancouver (Canadá).
El pequeño artefacto que acaba de superar exitosamente su primer ensayo clínico con humanos está formado por una serie de celdas selladas mediante membranas de platino y titanio, que se disuelven al aplicarles una pequeña descarga eléctrica. Tiene el tamaño de una uña, se puede controlar a distancia y además es programable.
Por el momento fue aplicado con éxito a un grupo de mujeres con osteoporosis de entre 65 y 70 años, pero quedan abiertas las puertas para la generalización de su uso para el tratamiento de otras enfermedades.
“Literalmente, podemos tener una farmacia en un chip”, afirmó el profesor Robert Langer, del MIT, otro de los científicos que hace 15 años lanzaron la idea de desarrollar un microchip programable y controlado de forma inalámbrica para la administración de medicamentos tras ser implantado en un paciente.
El chip puede ser programado para administrar el medicamento de acuerdo a un calendario o por comandos mandados de forma inalámbrica a través de una frecuencia especial denominada Medical Implant Communication Service (o Servicio de Comunicación de Implantes Médicos).
Según los resultados dados a conocer el pasado jueves, el chip administró dosis comparables a las proporcionadas por medio de inyecciones sin ningún tipo de efectos secundarios negativos.El profesor del MIT Michael Cima, el cual desarrolló junto con Langer el concepto del chip para la administración de medicamentos, dijo que el éxito de las pruebas clínicas en humanos abre la posibilidad de regímenes de medicamentos “totalmente automatizados”.
“La conformidad es muy importante en muchos regímenes de medicamentos y puede ser muy difícil que los pacientes acepten un régimen médico cuando se tienen que autoadministrar inyecciones”, dijo Cima.“Esto evita totalmente el problema de la conformidad y señala a un futuro en el que existirán regímenes de medicamentos totalmente automatizados”, añadió.
Según el presidente de MicroChips, Robert Farra, “pacientes con enfermedades crónicas, necesidades paliativas regulares u otras condiciones que exigen inyecciones frecuentes o diarias pueden beneficiarse de esta tecnología”. De hecho, el ejecutivo adelantó que la empresa está trabajando ahora en un prototipo que contendrá hasta 400 dosis de un medicamento.
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