No gusta la forma. Y eso vale. Pero López Obrador decidió poner las cosas en su lugar. Obligado por la decisión del Consejo Nacional del PRD de avalar la alianza con el PAN y la consulta en el Estado de México, adelantó lo que tarde o temprano sería un cotejo insoslayable. Lo que en un inicio se presentó como una alianza táctica para hacerle frente (de acuerdo con sus impulsores) a cacicazgos regionales, se convirtió en la estrategia a seguir rumbo a la elección de 2012. Porque una cosa es lo que se dice públicamente y otra la que se acuerda desde la lógica de la política palaciega. AMLO lo sabe. Lo que se juega en la entidad mexiquense es algo más que la elección local y las posibilidades de Enrique Peña Nieto. El perfil y el contenido de una candidatura surgida desde la izquierda tiene en ese escenario un momento de definición. De ahí el emplazamiento del tabasqueño principalmente a Marcelo Ebrard quién (aunque no lo diga) sueña ingenuamente en ser el abanderado de una coalición PAN/PRD para la presidencial. La apuesta del actual jefe de Gobierno es que una coalición se alce con el triunfo en julio de este año para pavimentar con ello su camino hacia la grande. Sus cálculos, sin embargo, no son del todo precisos. Porque en los estados donde triunfó la política aliancista (hubo otros en los que el PRI no perdió aun con una alianza enfrente como Durango o Hidalgo) se conjugó una serie de factores que no necesariamente están presentes en el Estado de México: de manera primordial, la fractura del PRI y un candidato surgido de esas filas para ser asumido por los otros, pero también el desprestigio de los gobiernos locales, la participación del Panal en la coalición opositora, por citar algunos. Falta todavía la definición de la candidatura tricolor y si esto genera o no descontento en sus filas. Pero lo que es cierto es que es difícil que se asuma abiertamente una ruptura con el precandidato más aventajado para 2012. Por otra parte, el gobierno peñista cuenta con un respaldo significativo y el Panal no parece que rompa la alianza que hasta ahora ha mantenido en esa entidad. La jugada no necesariamente redundará en ganancia y su costo es muy alto pues, desde la lógica de la izquierda, no sólo debiera evitarse el regreso del PRI a Los Pinos, sino también, y en el mismo plano, promover que el PAN salga de la casa presidencial. La dirigencia perredista pensó que impunemente podía tomar una decisión de largo aliento a contracorriente de la opinión de una de sus figuras más importantes e incumpliendo además el requisito estatutario de mayoría calificada para estas decisiones. Pensó que podría engañar con una consulta cuyo resultado es previsible. De ahí el emplazamiento de López Obrador. Fiel a su costumbre, desde la plaza pública y a mano alzada, pero evidenciando que el control del aparato no es suficiente para enfrentar la fuerza que ha acumulado a lo largo de todos estos años a través de sus recorridos por el país, y de su cercanía con la militancia perredista (no sólo la del PT o Convergencia como se quiere hacer creer). Por eso no lo pueden expulsar.
Mala tarde entonces para la izquierda. Se juega en mucho su futuro en los próximos días. Por un lado, la opción es el pragmatismo a ultranza y, por el otro, un mesianismo que todo lo hace depender de una sola persona, cuyos planteamientos pueden ser correctos en lo que a esta coyuntura se refiere, pero que adolece de formas democráticas en la toma de decisiones. Urge entonces una opción tercera, una vía alternativa, que reconstruya desde la base, que retome principios y causas que nada tienen que ver con estas alianzas, y que de manera ejemplar promueva la discusión, el debate de las ideas, y la acción colegiada e institucional. Seguramente la hay, es cosa nada más de tiempo.
Ser… o neceser
No se puede hablar de que se lucha contra la violencia hacia las mujeres si se permite que la impunidad prevalezca en el caso de Oaxaca. Todos vimos en horario estelar cómo se golpeaba arteramente a mujeres policías. Los que lo hicieron son plenamente identificables. Es hora de demostrar que en esa entidad realmente hay un gobierno diferente.
rrobles@mileniodiario.com.mx
Mala tarde entonces para la izquierda. Se juega en mucho su futuro en los próximos días. Por un lado, la opción es el pragmatismo a ultranza y, por el otro, un mesianismo que todo lo hace depender de una sola persona, cuyos planteamientos pueden ser correctos en lo que a esta coyuntura se refiere, pero que adolece de formas democráticas en la toma de decisiones. Urge entonces una opción tercera, una vía alternativa, que reconstruya desde la base, que retome principios y causas que nada tienen que ver con estas alianzas, y que de manera ejemplar promueva la discusión, el debate de las ideas, y la acción colegiada e institucional. Seguramente la hay, es cosa nada más de tiempo.
Ser… o neceser
No se puede hablar de que se lucha contra la violencia hacia las mujeres si se permite que la impunidad prevalezca en el caso de Oaxaca. Todos vimos en horario estelar cómo se golpeaba arteramente a mujeres policías. Los que lo hicieron son plenamente identificables. Es hora de demostrar que en esa entidad realmente hay un gobierno diferente.
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