El primer ministro, Hun Sen, ordena aclarar lo ocurrido a una comisión especial
Cientos de camboyanos recorrieron ayer los centros hospitalarios de Phnom Penh en busca de familiares y amigos víctimas de la estampida del lunes durante los festejos del Festival del Agua, cuyo último balance era de 378 muertos y 755 heridos. La mayoría de las víctimas eran personas jóvenes que quedaron atrapadas en un puente peatonal que conecta la capital con Koh Pich, una pequeña isla a la que el desarrollo urbanístico ha transformado de pobre suburbio en centro de recreo.El portavoz del Gobierno camboyano, Phay Siphan, señaló que la cifra de víctimas podría aumentar en las próximas horas, y lamentó que la Policía no hubiera reaccionado con la rapidez necesaria para impedir la tragedia. La oposición y otros grupos políticos acusaron a las autoridades de lo sucedido, por haber permitido que se organizase el evento en un sitio inadecuado y por haber cerrado el otro puente de acceso a la isla, obligando a toda la gente a pasar por un paso peatonal inadecuado para tal volumen de personas.Cientos de monjes budistas se reunieron ayer en el puente para oficiar una ceremonia en honor de las víctimas, mientras que las fuerzas de seguridad buscaban más cadáveres por la ribera del río.Suero, comida y agua«Es una gran tragedia para Camboya. No teníamos los recursos necesarios. Hemos tenido que improvisar estas tiendas para los cadáveres», asegura el funcionario Meak Somna, encargado de la coordinación de situaciones de desastre. Los heridos eran atendidos cerca de Calmette, uno de los seis centros sanitarios que recibieron a los muertos en la desgracia. A la mayoría de los heridos les ponían suero, les daban algo de comida y agua.Cheng Sony, que trabaja en un puesto de comida en la isla y volvía a tierra firme después de terminar su jornada, se encontraba en el centro del puente cuando la gente empezó a empujarle. «Me caí al suelo y me tapé la cabeza con las manos. No sé qué más pasó. Me tuvieron que sacar de ahí, pero no recuerdo nada», asegura a la agencia Efe este joven de la provincia de Prey Veng, fronteriza con Vietnam. «Creo que estuve dos o tres horas atascado en el puente. No se podía respirar», prosigue con el relato, mientras se toca la pierna amoratada por la presión de los fuertes empujones.La camboyana Chuop Sokheng fue una de las personas que saltó al agua para no asfixiarse, tuvo suerte y no se ahogó, pero dos de sus hijos, de 6 y 13 años, perecieron en el río. «No había otra opción. La gente me estaba asfixiando e intenté saltar con ellos, pero los perdí. Luego supe que habían muerto», cuenta la mujer.IndemnizacionesEl Gobierno camboyano se ha comprometido a indemnizar con cinco millones de rieles (906 euros) a las familias de los fallecidos ,y con un millón de rieles (181 euros) a las de los heridos. Las autoridades han asegurado también que se harán cargo de los gastos hospitalarios.El primer ministro de Camboya, Hun Sen, ha declarado mañana como jornada de luto nacional y ha ordenado a las instituciones del Estado arriar la bandera a media asta en señal de duelo. Hun Sen indicó ayer que todavía no estaba claras las causas que produjeron la estampida y que la Policía había iniciado una investigación que será dirigida por una comisión especial.Las autoridades estimaron que más de dos millones de personas acudieron el lunes a celebrar la última jornada del Festival, a orillas del río Tonle Sap, para rendir homenaje al agua y despedir los monzones.
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