Campesinos cubanos protagonizaron un simulacro de funeral y el entierro de un hombre que vive esta semana en un festival de borrachera que se ha convertido en una tradición anual en un pequeño pueblo cerca de La Habana.
Un tractor tira de un remolque lentamente a través de las calles en la madrugada que lleva el hombre en un ataúd y un cuarteto banda tropical.
Detrás de él, decenas de personas bebían, aplaudieron y desfilaron con la música, como una mujer de pelo blanco, que pretende ser la viuda desconsolada lloró en voz alta para el 'fallecido'.
"Lo que un buen hombre que era, 'Carmen Zamora gritó, secándose los ojos con un pañuelo. 'Él me está yendo todo solo. Yo no quiero que lo entierran en el suelo. Dios mío, no. '
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