El impasse diplomático entre París y México en torno a la francesa Florence Cassez, a quien la justicia mexicana condenó a 60 años por secuestro, podría aplazar una solución negociada del caso hasta después de las elecciones de 2012 en ambos países, estiman analistas.
El diálogo entre el presidente francés Nicolás Sarkozy y su homólogo francés Felipe Calderón se encuentra en punto muerto, tras la decisión de París de consagrar el año de México en Francia a Cassez, que fue contestada por la cancillería mexicana anunciando su retiro de los eventos de esa celebración.
"A estas alturas es difícil vislumbrar una solución antes de los compromisos electorales que tendrán ambos mandatarios, el próximo año", estima Stéphan Sberro, investigador del departamento de Estudios Internacionales del Instituto Tecnológico Autónomo de México (Itam).
La elección presidencial francesa se realizará en mayo y la mexicana en julio. Calderón no puede optar a un segundo periodo y su sucesor asumirá el cargo en diciembre.
En esta situación, estima Sberro, "es difícil para ambos retroceder (...) están haciendo un juego para las opiniones públicas" de sus respectivos países que "están muy polarizadas y siguen el discurso oficial de sus gobiernos".
Eliminando la posibilidad de una salida negociada, excluida por ahora, en el corto plazo tampoco se prevé posible una salida jurídica.
"La polarización de ambas partes ha sido el peor resultado para Cassez", señala Carlos Bernal, experto en derecho internacional del Consejo Mexicano de Asuntos internacionales (Comexi).
Tras el rechazo la semana pasada de un recurso de amparo presentado por Cassez, quien asegura ser inocente y alega que su proceso violó sus garantías constitucionales, el último recurso de que dispondría sería presentar de nuevo el caso ante la Suprema Corte de Justicia, señala una fuente diplomática francesa.
El abogado mexicano de Cassez, Agustín Acosta, aún no ha sido notificado en forma completa del contenido completo del fallo en que fue rechazado el recurso de amparo. Una vez lo reciba, tendrá diez días para decidir si recurre ante la Corte Suprema.
Acosta, sin embargo, señaló a la AFP que su prioridad podría ser el demandar el proceso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos con sede en Costa Rica.
Pero esta instancia podría tomar varios años y un fallo en contra para México sería un revés, aunque no tendría necesariamente caracter vinculante.
En el terreno político, un cambio presidencial en México no garantiza necesariamente que vaya a cambiar la actitud de las autoridades, que defienden que Cassez fue juzgada conforme a derecho y que su condena fue ratificada en tres instancias judiciales diferentes.
En todo caso, quien asuma el poder en diciembre de 2012, tendrá que tener en cuenta de la polarizada opinión pública mexicana, mucho más que a las mismas presiones diplomáticas francesas.
La prensa mexicana no ha dejado de referirse en los últimos dos años a Cassez como la "secuestradora francesa".
"La opinión de los mexicanos en este caso no le da credibilidad a lo que dice el gobierno francés", subraya Sberro.
DOCH
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