• Imparable el éxodo de sus habitantes a causa de la violencia 
http://www.omnia.com.mx/media/fotos/CD_JUAREZ.jpgLaura Longoria apuntó con el dedo a las casas abandonadas y contó cuántas familias han escapado de la ciudad más mortífera del Hemisferio Occidental sólo en su calle.

"Una, dos, tres, cuatro, aquí, y dos más allá en la otra cuadra", indicó Laura, de 36 años y con cuatro hijos. La mujer administraba una tienda en su barrio obrero en el sur de Juárez hasta que los dueños la cerraron, hastiados con el tributo que se vieron forzados a pagarle a los pandilleros del narcotráfico para seguir funcionando.

Su familia prometió quedarse. Pero entonces ocurrió el secuestro de un adolescente de una tienda de artículos de papelería al otro lado de la calle.

El esposo de Longoria, Enrique Mondragón, solicitó una transferencia a la compañía de autobuses en la que trabaja. "Ellos me preguntaron 'a dónde'", recuerda Mondragón. "Yo les dije "a donde sea".

Nadie sabe cuántos residentes han dejado esta ciudad de 1.4 millones de habitantes desde que comenzaron las batallas territoriales entre pandillas, desatando una ola sin precedente de asesinatos y caos.

Líderes empresariales, citando información tributaria del gobierno, dijeron que el éxodo pudiera totalizar 110,000 personas, mientras que un grupo municipal y una universidad local colocan la cifra cerca de 230,000, y cálculos de organizaciones sociales son aún más altos.

El éxodo es especialmente difícil de cuantificar porque Juárez tiene una naturaleza transitoria, atrayendo a miles de trabajadores a empleos temporales en fábricas, y a quienes usan la ciudad como escala antes de cruzar ilegalmente a EE.UU..

Pero sus efectos son vistos en todas partes. Prácticamente no pasa una semana sin que la señora Longoria y su esposo vean a otro vecino irse. Entonces los vándalos llegan y se llevan ventanales, tuberías, e incluso elementos de las instalaciones de electricidad, hasta que solamente quedan paredes peladas cubiertas de grafito, rodeadas por patios llenos de comida podrida y viejos neumáticos. Esa podría ser la suerte de la casa de tres habitaciones de Longoria si se aprueba la transferencia de su esposo.

Controlada desde hace tiempo por el cartel de Juárez, la ciudad cayó en un horripilante ciclo de violencia luego que el capo narcotraficante más buscado en México, Joaquín "El Chapo" Guzmán, y su cartel de Sinaloa tratasen de tomar el control por la fuerza a partir de 2008.

El presidente Felipe Calderón Hinojosa envió a casi 10,000 soldados para restaurar el orden.

Ahora, el Ejército y las autoridades federales están yendo de puerta enpuerta, realizando un censo de emergencia para determinar cuántos residentes han huido.

"Muy pronto", dijo la señora Longoria, "no va a quedar gente que contar".

Mientras muchos de los residentes de Juárez que escapan de la violencia buscan refugio en puntos más pacíficos en el país, otros han cruzado la frontera hacia El Paso, Texas, con una población de 740,000, donde la tasa de apartamentos vacantes ha caído y los pedidos de servicios se han disparado, dice el alcalde texano John Cook.

El alcalde de Juárez, Héctor Murguía Lardizábal, informó que al menos dos empresas maquiladoras dejaron de invertir aquí por la "mala imagen" que se tiene de la ciudad, a pesar de su ubicación estratégica.
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